La BIBLIA - Historia de su origen y formación.
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CARTAS CATÓLICAS - Primera epístola de San Pedro
La PRIMERA CARTA DE SAN PEDRO es una exhortación a un grupo de Iglesias situadas en cinco provincias romanas de Asia Menor. Allí, como en otras regiones del Imperio, comenzaba a vislumbrarse un horizonte sombrío para las incipientes comunidades cristianas. Los creyentes no cuestionaban las estructuras sociales o políticas de su tiempo (2. 13-14), pero habían introducido un estilo de vida nuevo, que los hacía vivir como "extranjeros" en su propio ambiente (1. 1; 2. 11). Esta forma de vida diferente no tardó en hacerse sospechosa, y la reacción de la sociedad pagana tampoco se hizo esperar. El simple hecho de ser cristiano se convirtió en un delito, "sancionado" con la calumnia, el desprecio y la hostilidad más o menos abierta (4. 14-16).
En tales circunstancias, el Apóstol Pedro escribió esta Carta desde Roma (5. 13), quizá poco antes de la persecución de Nerón (64 d. C.). Lo hizo con el fin de alentar a los cristianos a profundizar cada vez más su compromiso bautismal (3. 21), abandonando definitivamente las malas costumbres (4. 3) y desmintiendo con el testimonio de su conducta las calumnias de los paganos. De allí que la preocupación central de la Carta sea el comportamiento cristiano, no sólo dentro de la comunidad eclesial, sino también en relación con el mundo (2. 12; 3. 15-16; 4. 4).
Las repetidas alusiones al Bautismo (1. 3, 22-23; 2. 2; 3. 21) hacen pensar que Pedro, al escribir su exhortación, se inspiró en la catequesis y en la liturgia bautismal de la Iglesia primitiva. Además, su enseñanza presenta muchos puntos de contacto con la doctrina de Pablo. Este hecho es perfectamente explicable, ya que Silvano o Silas, el antiguo compañero del Apóstol de los paganos (Hech. 15. 22; 18. 5), debió prestarle una amplia colaboración en la redacción de esta Carta (5. 12).
En tales circunstancias, el Apóstol Pedro escribió esta Carta desde Roma (5. 13), quizá poco antes de la persecución de Nerón (64 d. C.). Lo hizo con el fin de alentar a los cristianos a profundizar cada vez más su compromiso bautismal (3. 21), abandonando definitivamente las malas costumbres (4. 3) y desmintiendo con el testimonio de su conducta las calumnias de los paganos. De allí que la preocupación central de la Carta sea el comportamiento cristiano, no sólo dentro de la comunidad eclesial, sino también en relación con el mundo (2. 12; 3. 15-16; 4. 4).
Las repetidas alusiones al Bautismo (1. 3, 22-23; 2. 2; 3. 21) hacen pensar que Pedro, al escribir su exhortación, se inspiró en la catequesis y en la liturgia bautismal de la Iglesia primitiva. Además, su enseñanza presenta muchos puntos de contacto con la doctrina de Pablo. Este hecho es perfectamente explicable, ya que Silvano o Silas, el antiguo compañero del Apóstol de los paganos (Hech. 15. 22; 18. 5), debió prestarle una amplia colaboración en la redacción de esta Carta (5. 12).
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Fecha de inscripción : 30/04/2012
CARTAS CATÓLICAS - Segunda epístola de San Pedro
Esta SEGUNDA CARTA DE SAN PEDRO fue escrita bastante tiempo después de la primera, probablemente por un discípulo del Apóstol y al estilo de un "testamento" espiritual atribuido al mismo. Sus destinatarios están indicados de una manera muy vaga (1. 1).
El autor comienza por recordar el sentido de la vocación cristiana. Como partícipe de "la naturaleza divina" (1. 4), el discípulo de Cristo está llamado a vivir santamente, en conformidad con la palabra apostólica y profética. En esa palabra inspirada por el Espíritu Santo se funda, en efecto, la predicación cristiana (1. 16, 19-21).
A continuación, lanza una dura invectiva contra los falsos maestros espirituales que corrompen la fe y las costumbres de la comunidad, y los amenaza con los castigos que recayeron sobre los ángeles rebeldes y sobre los grandes pecadores del Antiguo Testamento (2. 1-22). Toda esta parte reproduce casi textualmente la Carta de Judas y, al igual que esta, se inspira en las tradiciones "apocalípticas" tan difundidas en el Judaísmo de esa época.
Finalmente, el autor previene contra el escepticismo de algunos frente al retraso de la Venida del Señor. Ese supuesto retraso sólo se debe a su "paciencia" misericordiosa, que quiere dar a todos el tiempo necesario para convertirse (3. 9). Su Venida es cierta, aunque no se pueda precisar el momento. Nada tiene que hacernos dudar de ella. Al contrario, debemos "acelerarla" con nuestra vida santa, mientras aguardamos "un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia" (3. 11-13).
El autor comienza por recordar el sentido de la vocación cristiana. Como partícipe de "la naturaleza divina" (1. 4), el discípulo de Cristo está llamado a vivir santamente, en conformidad con la palabra apostólica y profética. En esa palabra inspirada por el Espíritu Santo se funda, en efecto, la predicación cristiana (1. 16, 19-21).
A continuación, lanza una dura invectiva contra los falsos maestros espirituales que corrompen la fe y las costumbres de la comunidad, y los amenaza con los castigos que recayeron sobre los ángeles rebeldes y sobre los grandes pecadores del Antiguo Testamento (2. 1-22). Toda esta parte reproduce casi textualmente la Carta de Judas y, al igual que esta, se inspira en las tradiciones "apocalípticas" tan difundidas en el Judaísmo de esa época.
Finalmente, el autor previene contra el escepticismo de algunos frente al retraso de la Venida del Señor. Ese supuesto retraso sólo se debe a su "paciencia" misericordiosa, que quiere dar a todos el tiempo necesario para convertirse (3. 9). Su Venida es cierta, aunque no se pueda precisar el momento. Nada tiene que hacernos dudar de ella. Al contrario, debemos "acelerarla" con nuestra vida santa, mientras aguardamos "un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia" (3. 11-13).
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CARTAS CATÓLICAS - Primera epístola de San Juan
La PRIMERA CARTA DE SAN JUAN está dirigida a varias comunidades de Asia Menor, donde a fines del siglo I este Apóstol gozaba de una gran autoridad. Por el tono polémico de ciertos pasajes de la Carta, se puede concluir que dichas comunidades atravesaban por una grave crisis. Algunos «falsos profetas» (4. 1) comprometían con su enseñanza la pureza de la fe (2. 22), y su comportamiento moral no era menos reprobable. Pretendiendo estar libres de pecado (1. 8 ) no se preocupaban de observar los mandamientos, en particular, el del amor al prójimo (2. 4, 9).
Para combatir estos errores, Juan muestra quiénes son los que poseen realmente la filiación divina y están en comunión con Dios. Con este fin, propone una serie de signos que manifiestan visiblemente la presencia de la Vida divina en los verdaderos creyentes. Entre esos signos, en el orden doctrinal, se destaca el reconocimiento de Jesús como el Mesías «manifestado en la carne» (4. 2) y en el orden moral, sobresale la práctica del amor fraterno, el cual es objeto en esta Carta de un desarrollo particularmente amplio. Para Juan, el auténtico creyente es «el que ama a su hermano»: sólo él «permanece en la luz» (2. 10), «ha nacido de Dios y conoce a Dios» (4. 7). El que no ama, en cambio, está radicalmente incapacitado para conocer a Dios, «porque Dios es amor» (4. 8 ).
Para combatir estos errores, Juan muestra quiénes son los que poseen realmente la filiación divina y están en comunión con Dios. Con este fin, propone una serie de signos que manifiestan visiblemente la presencia de la Vida divina en los verdaderos creyentes. Entre esos signos, en el orden doctrinal, se destaca el reconocimiento de Jesús como el Mesías «manifestado en la carne» (4. 2) y en el orden moral, sobresale la práctica del amor fraterno, el cual es objeto en esta Carta de un desarrollo particularmente amplio. Para Juan, el auténtico creyente es «el que ama a su hermano»: sólo él «permanece en la luz» (2. 10), «ha nacido de Dios y conoce a Dios» (4. 7). El que no ama, en cambio, está radicalmente incapacitado para conocer a Dios, «porque Dios es amor» (4. 8 ).
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CARTAS CATÓLICAS - Segunda y tercera epístolas de San Juan
Segunda epístola de San Juan
La SEGUNDA CARTA DE SAN JUAN está dirigida a una comunidad cristiana de Asia Menor. La fe de esa comunidad se ve amenazada por la presencia de falsos maestros, que se aventuran "más allá de la doctrina de Cristo" (v. 9) y "no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne" (v. 7), es decir, niegan el misterio de la Encarnación. Juan quiere alertar a los creyentes contra esas enseñanzas. Por eso les recuerda que ellos poseen el conocimiento de la verdad, y que deben vivir en la verdad, amándose los unos a los otros, según el mandamiento recibido del Padre y transmitido por la Iglesia desde el comienzo (vs. 4-6).
Tercera epístola de San Juan
La TERCERA CARTA DE SAN JUAN tiene un carácter completamente personal. Está dirigida a Gayo, un discípulo fiel de la comunidad, con el fin de recomendarle que brinde su hospitalidad a los predicadores itinerantes enviados por el Apóstol para anunciar el Evangelio entre los paganos (v. 7). Esos misioneros habían sido rechazados por Diótrefes, el jefe de la comunidad, a quien Juan censura en la Carta por su espíritu autoritario.
¿QUIEN ESCRIBIÓ LA SEGUNDA Y TERCERA EPISTOLA DE JUAN?
LA COMUNIDAD JOANICA
(escrito por Agustín Fabra)
Se conoce que al alrededor de San Juan Apostol se formó una comunidad cristiana que se distinguía de las demás por tener una cristología más elevada. Dicha comunidad estaba establecida en la ciudad de Éfeso, en el Asia Menor, en lo que actualmente es Turquía.
En su obra Historia de la Iglesia, el historiador del siglo IV, Eusebio de Cesárea, nos informa acerca de una obra en cinco volúmenes que escribió el obispo Papías de Hierápolis, quien falleció en el año 120 d.C. En dicha obra Papías menciona que él no había llegado a conocer a los apóstoles de Cristo, pero que había recibido la doctrina de aquellos que habían estado próximos a los apóstoles.
El obispo Papías, en lo que actualmente se conoce como los fragmentos de Papías, habla de otras personas que también habían sido discípulos de Jesús y concretamente cita los nombres de Aristón y de un tal Presbítero Juan, conocido también bajo el nombre de Juan el Anciano. Con ello Papías distingue entre el apóstol Juan por un lado, y el Presbítero Juan por el otro lado. Mientras que al primero no llegó a conocerle personalmente, sí tuvo algún tipo de encuentro personal con el segundo (Eusebio: Historia de la Iglesia, III.39).
Como sabemos, en Éfeso existió una especie de escuela joánica, la llamada Comunidad Joánica, que hace remontar su origen a Juan Zebedeo, el discípulo de Jesús, y en la cual había además un Presbítero Juan, que se convirtió en la autoridad decisiva. Es evidente que él mismo no es el apóstol, pero tuvo que haber estado estrechamente relacionado con él, e incluso quizás llegó a conocer personalmente a Jesús.
A la muerte del apóstol Juan se consideró al Presbítero Juan el depositario de su legado. En cualquier caso podemos atribuir al Presbítero Juan una función esencial en la redacción definitiva del texto evangélico, durante cuya época él se consideró siempre el administrador de la tradición recibida por parte de Juan Zebedeo.
Con todo ello podemos considerar la existencia de dos Juanes con decisiva importancia dentro de dicha Comunidad Joánica: Juan Zebedeo, el apóstol y evangelista, y Juan el Presbítero o el Anciano.
La autoría de los escritos joánicos por parte de un autor o de varios la enfocaremos más adelante en este mismo estudio.
LOS ESCRITOS JOANICOS
Los escritos considerados como joánicos son el Evangelio de Juan, la Primera Carta de Juan, la Segunda Carta de Juan, la Tercera Carta de Juan y el Apocalipsis de Juan. Todos ellos comparten ciertas similitudes en el trasfondo teológico, pero también existen diferencias que siguen originando debates en la actualidad.
Tradicionalmente estos libros del Nuevo Testamento se han atribuido todos a Juan el Apóstol, de quien se asume que es el propio Juan el Evangelista e hijo de Zebedeo. Sin embargo la cuestión sobre la autoría de los escritos joánicos ha sido disputada. El decreto emitido al respecto en el Concilio de Roma en el 382 atribuye el Evangelio, la Primera Carta y el libro del Apocalipsis al apóstol Juan, mientras que la Segunda y la Tercera carta es atribuida a Juan el Presbítero.
A continuación analizaremos cada uno de los mencionados escritos con el objetivo de descifrar al verdadero autor de cada uno de ellos.
Primera Carta o Epístola
No existe duda alguna acerca de que el autor de esta primera Carta fue Juan Zebedeo, el Apóstol y Evangelista. La fraseología de esta primera Carta de Juan es muy similar a la del cuarto Evangelio. Hay frases que únicamente se repiten en ambas obras como, por ejemplo, tener pecado y hacer la verdad. Ambos escritos tienen un sabor semítico que tiende a lo griego, y también los dos textos poseen los mismos conceptos básicos: el mundo, el Único elegido, la encarnación, el paso de la muerte a la vida, la verdad y la mentira, etc. Muchos críticos se refieren a la existencia de una escuela joánica, de la cual emanó el texto de esta primera Carta de la mano del Apóstol mismo.
Segunda y Tercera Carta o Epístola
Aunque la tradición normalmente le asigna ambas Epístolas a San Juan, el hecho mismo de que el autor se identifique a sí mismo como el Presbítero (1ª. Juan 1:1 y 2ª. Juan 1:1), deja dudas sobre esta asignación tradicional, incluso en tiempos de la Iglesia primitiva. Sin embargo dado que existen suficientes similitudes literarias y teológicas con la Primera Epístola, se asume que provienen del mismo círculo teológico: la Comunidad Joánica. Por el título de Presbítero que se asigna el autor de la segunda y de la tercera Epístola o Carta, se presupone que estos dos escritos fueron redactados por Juan el Presbítero.
Basándose en los fragmentos del obispo Papías mencionados anteriormente, también San Jerónimo confirmó en su obra De Viris Illustribus que el verdadero autor de las Epístolas segunda y tercera fue Juan el Presbítero.
La SEGUNDA CARTA DE SAN JUAN está dirigida a una comunidad cristiana de Asia Menor. La fe de esa comunidad se ve amenazada por la presencia de falsos maestros, que se aventuran "más allá de la doctrina de Cristo" (v. 9) y "no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne" (v. 7), es decir, niegan el misterio de la Encarnación. Juan quiere alertar a los creyentes contra esas enseñanzas. Por eso les recuerda que ellos poseen el conocimiento de la verdad, y que deben vivir en la verdad, amándose los unos a los otros, según el mandamiento recibido del Padre y transmitido por la Iglesia desde el comienzo (vs. 4-6).
Tercera epístola de San Juan
La TERCERA CARTA DE SAN JUAN tiene un carácter completamente personal. Está dirigida a Gayo, un discípulo fiel de la comunidad, con el fin de recomendarle que brinde su hospitalidad a los predicadores itinerantes enviados por el Apóstol para anunciar el Evangelio entre los paganos (v. 7). Esos misioneros habían sido rechazados por Diótrefes, el jefe de la comunidad, a quien Juan censura en la Carta por su espíritu autoritario.
¿QUIEN ESCRIBIÓ LA SEGUNDA Y TERCERA EPISTOLA DE JUAN?
LA COMUNIDAD JOANICA
(escrito por Agustín Fabra)
Se conoce que al alrededor de San Juan Apostol se formó una comunidad cristiana que se distinguía de las demás por tener una cristología más elevada. Dicha comunidad estaba establecida en la ciudad de Éfeso, en el Asia Menor, en lo que actualmente es Turquía.
En su obra Historia de la Iglesia, el historiador del siglo IV, Eusebio de Cesárea, nos informa acerca de una obra en cinco volúmenes que escribió el obispo Papías de Hierápolis, quien falleció en el año 120 d.C. En dicha obra Papías menciona que él no había llegado a conocer a los apóstoles de Cristo, pero que había recibido la doctrina de aquellos que habían estado próximos a los apóstoles.
El obispo Papías, en lo que actualmente se conoce como los fragmentos de Papías, habla de otras personas que también habían sido discípulos de Jesús y concretamente cita los nombres de Aristón y de un tal Presbítero Juan, conocido también bajo el nombre de Juan el Anciano. Con ello Papías distingue entre el apóstol Juan por un lado, y el Presbítero Juan por el otro lado. Mientras que al primero no llegó a conocerle personalmente, sí tuvo algún tipo de encuentro personal con el segundo (Eusebio: Historia de la Iglesia, III.39).
Como sabemos, en Éfeso existió una especie de escuela joánica, la llamada Comunidad Joánica, que hace remontar su origen a Juan Zebedeo, el discípulo de Jesús, y en la cual había además un Presbítero Juan, que se convirtió en la autoridad decisiva. Es evidente que él mismo no es el apóstol, pero tuvo que haber estado estrechamente relacionado con él, e incluso quizás llegó a conocer personalmente a Jesús.
A la muerte del apóstol Juan se consideró al Presbítero Juan el depositario de su legado. En cualquier caso podemos atribuir al Presbítero Juan una función esencial en la redacción definitiva del texto evangélico, durante cuya época él se consideró siempre el administrador de la tradición recibida por parte de Juan Zebedeo.
Con todo ello podemos considerar la existencia de dos Juanes con decisiva importancia dentro de dicha Comunidad Joánica: Juan Zebedeo, el apóstol y evangelista, y Juan el Presbítero o el Anciano.
La autoría de los escritos joánicos por parte de un autor o de varios la enfocaremos más adelante en este mismo estudio.
LOS ESCRITOS JOANICOS
Los escritos considerados como joánicos son el Evangelio de Juan, la Primera Carta de Juan, la Segunda Carta de Juan, la Tercera Carta de Juan y el Apocalipsis de Juan. Todos ellos comparten ciertas similitudes en el trasfondo teológico, pero también existen diferencias que siguen originando debates en la actualidad.
Tradicionalmente estos libros del Nuevo Testamento se han atribuido todos a Juan el Apóstol, de quien se asume que es el propio Juan el Evangelista e hijo de Zebedeo. Sin embargo la cuestión sobre la autoría de los escritos joánicos ha sido disputada. El decreto emitido al respecto en el Concilio de Roma en el 382 atribuye el Evangelio, la Primera Carta y el libro del Apocalipsis al apóstol Juan, mientras que la Segunda y la Tercera carta es atribuida a Juan el Presbítero.
A continuación analizaremos cada uno de los mencionados escritos con el objetivo de descifrar al verdadero autor de cada uno de ellos.
Primera Carta o Epístola
No existe duda alguna acerca de que el autor de esta primera Carta fue Juan Zebedeo, el Apóstol y Evangelista. La fraseología de esta primera Carta de Juan es muy similar a la del cuarto Evangelio. Hay frases que únicamente se repiten en ambas obras como, por ejemplo, tener pecado y hacer la verdad. Ambos escritos tienen un sabor semítico que tiende a lo griego, y también los dos textos poseen los mismos conceptos básicos: el mundo, el Único elegido, la encarnación, el paso de la muerte a la vida, la verdad y la mentira, etc. Muchos críticos se refieren a la existencia de una escuela joánica, de la cual emanó el texto de esta primera Carta de la mano del Apóstol mismo.
Segunda y Tercera Carta o Epístola
Aunque la tradición normalmente le asigna ambas Epístolas a San Juan, el hecho mismo de que el autor se identifique a sí mismo como el Presbítero (1ª. Juan 1:1 y 2ª. Juan 1:1), deja dudas sobre esta asignación tradicional, incluso en tiempos de la Iglesia primitiva. Sin embargo dado que existen suficientes similitudes literarias y teológicas con la Primera Epístola, se asume que provienen del mismo círculo teológico: la Comunidad Joánica. Por el título de Presbítero que se asigna el autor de la segunda y de la tercera Epístola o Carta, se presupone que estos dos escritos fueron redactados por Juan el Presbítero.
Basándose en los fragmentos del obispo Papías mencionados anteriormente, también San Jerónimo confirmó en su obra De Viris Illustribus que el verdadero autor de las Epístolas segunda y tercera fue Juan el Presbítero.
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CARTAS CATÓLICAS - Epístola de San Judas
La CARTA DE SAN JUDAS es uno de los escritos más extraños del Nuevo Testamento, porque se opone a ciertos errores que actualmente no resultan del todo claro. En ella se previene a los fieles contra los falsos doctores que corrompían la fe en Jesucristo y pervertían las costumbres cristianas, y se los exhorta a mantener intacta la enseñanza recibida de los Apóstoles.
Esa exhortación se apoya principalmente en ejemplos tomados del Antiguo Testamento (vs. 5-16). Este hecho, y la mención de algunas tradiciones contenidas en los escritos apócrifos del Judaísmo, que el autor supone conocidas de sus lectores, hacen pensar que los destinatarios de la Carta eran en buena parte judíos convertidos al Cristianismo. Sin embargo, había también entre ellos algunos convertidos del paganismo que, por su mismo origen, estaban más expuestos al libertinaje moral propiciado por los falsos doctores. La dureza de las amenazas se explica por la gravedad del peligro y por el estilo literario de este escrito, en el que sin duda se inspira la segunda Carta de Pedro.
En cuanto al lugar y fecha de composición de esta Carta, es verosímil que la misma haya sido escrita en Palestina o en Siria, entre los años 70 y 80, cuando ya habían desaparecido los representantes de la primera generación cristiana (v. 17). Sin embargo, su autor la atribuye a "Judas", identificado como "hermano de Santiago" (v. 1), el pariente de Jesús, que presidía la comunidad de Jerusalén (Gál. 1. 19).
Esa exhortación se apoya principalmente en ejemplos tomados del Antiguo Testamento (vs. 5-16). Este hecho, y la mención de algunas tradiciones contenidas en los escritos apócrifos del Judaísmo, que el autor supone conocidas de sus lectores, hacen pensar que los destinatarios de la Carta eran en buena parte judíos convertidos al Cristianismo. Sin embargo, había también entre ellos algunos convertidos del paganismo que, por su mismo origen, estaban más expuestos al libertinaje moral propiciado por los falsos doctores. La dureza de las amenazas se explica por la gravedad del peligro y por el estilo literario de este escrito, en el que sin duda se inspira la segunda Carta de Pedro.
En cuanto al lugar y fecha de composición de esta Carta, es verosímil que la misma haya sido escrita en Palestina o en Siria, entre los años 70 y 80, cuando ya habían desaparecido los representantes de la primera generación cristiana (v. 17). Sin embargo, su autor la atribuye a "Judas", identificado como "hermano de Santiago" (v. 1), el pariente de Jesús, que presidía la comunidad de Jerusalén (Gál. 1. 19).
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NUEVO TESTAMENTO - Apocalipsis.
El último de los escritos del Nuevo Testamento es un mensaje profético, destinado a reavivar la fe y la esperanza de los cristianos perseguidos. Lleva el título de APOCALIPSIS, palabra griega que significa "Revelación", y contiene una "Revelación de Jesucristo" comunicada "a su servidor Juan" por medio de un "Ángel" (1. 1-3).
El Libro está redactado en el estilo llamado "apocalíptico", muy utilizado en el mundo judío de esa época, y presenta evidentes analogías con el de otros escritos bíblicos y extrabíblicos. Dicho estilo tiene su origen en los oráculos proféticos que anunciaban el Reino mesiánico y la manifestación del Día del Señor, y encuentra su expresión más característica en el libro de Daniel.
Etimología de la Palabra Apocalipsis
La palabra «apocalipsis» es la transcripción de un término griego que significa revelación; todo apocalipsis supone, pues, una revelación hecha por Dios a los hombres de cosas ocultas y sólo por él conocidas, en especial de cosas referentes al futuro. Es difícil deslindar exactamente las fronteras que separan al género apocalíptico del profético, del que en cierto modo no es más que una prolongación; pero, mientras que los antiguos profetas escuchaban las revelaciones divinas y las transmitían oralmente, el autor de un apocalipsis recibe sus revelaciones en forma de visiones que consigna en un libro. Por otra parte, tales visiones no tienen valor por sí mismas, sino por el simbolismo que encierran; porque en un apocalipsis todo o casi todo tiene valor simbólico: los números, las cosas, las partes del cuerpo y hasta los personajes que salen a escena. Cuando el vidente describe una visión, traduce en símbolos las ideas que Dios le sugiere, y entonces acumula cosas, colores, números simbólicos, sin preocuparse de la incoherencia de los efectos obtenidos. Es, pues, necesario para entenderle, hacerse cargo de sus procedimientos y traducir de nuevo en ideas los símbolos que propone, so pena de falsear el sentido de su mensaje.
Impacto e Historia del Apocalipsis
Los apocalipsis tuvieron gran éxito en algunos ambientes judíos (incluso entre los esenios de Qumrán) en los dos siglos que precedieron a la venida de Cristo. El género apocalíptico, preparado ya por las visiones de profetas como Ezequiel o Zacarías, se desarrolló en la obra de Daniel y en numerosas obras apócrifas escritas en las inmediaciones de la era cristiana. El Nuevo Testamento únicamente ha mantenido en su canon un Apocalipsis, cuyo autor se llama a sí mismo Juan, 1 9, desterrado, en el momento en el que escribe en la isla de Patmos, por su fe en Cristo. Una tradición representada ya por San Justino y ampliamente difundida a fines del siglo II (San Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano, el Canon de Muratori), le identifica con el apóstol Juan, el autor del cuarto Evangelio. Pero no parece que las iglesias de Siria, Capadocia y aun de Palestina hayan incluido el Apocalipsis en el canon de las Escrituras hasta el siglo V, prueba de que no lo consideraban como obra de un apóstol; un tal Cayo, sacerdote romano de comienzos del siglo III, llegó a atribuirlo al hereje Cerinto, pero sin duda por razones polémicas.
Por otra parte, si bien el Apocalipsis de Juan presenta un parentesco innegable con los demás escritos joánicos, también se distingue netamente de ellos por su lenguaje, por su estilo y por algunos puntos de vista teológicos (referentes especialmente a la Parusía de Cristo), hasta el punto de que es difícil asegurar que proceda inmediatamente del mismo autor. A pesar de todo, su inspiración es joánica, y está escrito por alguno del círculo del apóstol e impregnado de su enseñanza. No se puede dudar de su canonicidad. En cuanto a la fecha, se admite ordinariamente que fue compuesto durante el reinado de Domiciano, hacia el 95; algunos, y no sin alguna probabilidad, creen que ciertas partes fueron redactadas ya en tiempo de Nerón, poco antes del 70.
Interpretaciones del Apocalipsis
Sea que optemos por el tiempo de Domiciano, o por el de Nerón, es indispensable, para comprender debidamente el Apocalipsis, volver a situarlo en el ambiente histórico que le vio nacer: un período de perturbaciones y persecuciones violentas contra la Iglesia naciente. Porque, al igual que los Apocalipsis que le precedieron (especialmente el de Daniel) y en los que se inspira manifiestamente, es ante todo un escrito de circunstancias, destinado a levantar y afianzar la moral de los cristianos, escandalizados sin duda de que se pudiera desencadenar una persecución tan violenta contra la Iglesia del que había afirmado: «Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo», Jn 16 33. Para realizar su plan, Juan vuelve sobre los grandes temas proféticos tradicionales, especialmente el del «Gran Día de Yahvé» (ver Am 5 18 +): los profetas anunciaban al Pueblo santo, esclavo bajo el yugo de los asirios, de los caldeos y luego de los griegos, dispersado y casi destruido por la persecución, el día cercano de la salvación, en que Dios vendría a liberar a su Pueblo de manos de sus opresores, devolviéndole no sólo la libertad, sino también poderío y dominio sobre sus enemigos, a su vez castigados y casi destruidos. Cuando Juan escribía, la Iglesia, el nuevo Pueblo elegido, acababa de ser diezmada por una sangrienta persecución, 13; 6 10-11; 16 6; 17 6, desencadenada por Roma y el imperio romano (la Bestia), pero a instigación de Satanás, 12; 13 2-4, el Adversario por excelencia de Cristo y de su Pueblo. Una visión inicial describe la majestad de Dios que reina en el cielo, dueño absoluto de los destinos humanos, 4, y que entrega al Cordero el libro que contiene el decreto de exterminio de los perseguidores, 5; la visión prosigue con el anuncio de una invasión de pueblos bárbaros (los partos), con su tradicional cortejo de males: guerra, hambre y peste, 6. Pero los fieles de Dios serán preservados, 7 1-8; ver 14 1-5, en espera de gozar del triunfo en el cielo, 7 9-17; ver 15 1-5. Sin embargo, Dios, que quiere la salvación de los pecadores, no va a destruirlos inmediatamente, sino que les enviará una serie de plagas para prevenirles, como lo había hecho con Faraón y los egipcios, 8-9; ver 16. Esfuerzo inútil: a causa de su endurecimiento, Dios destruirá a los impíos perseguidores, 17, que trataban de corromper la tierra induciéndola a adorar a Satanás (alusión al culto de los emperadores de la Roma pagana); siguen una lamentación sobre Babilonia (Roma) destruida, 18, y cantos triunfales en el cielo, 19 1-10. Una nueva visión vuelve sobre el tema de la destrucción de la Bestia (la Roma perseguidora), esta vez realizada por Cristo glorioso, 19 11-21.Entonces se abre un período de prosperidad para la Iglesia, 20 1-6, que terminará con un nuevo asalto de Satanás contra ella, 20 7s, la destrucción del Enemigo, la resurrección de los muertos y su Juicio, 20 11-15, y finalmente el establecimiento definitivo del Reino celeste, en el gozo perfecto, después de haber sido aniquilada la muerte, 21 1-8. Una visión retrospectiva describe el estado de perfección de la nueva Jerusalén durante su reinado sobre la tierra, 21 9s.
Esta es la interpretación histórica del Apocalipsis, su sentido primero y fundamental. Pero el alcance del libro no se detiene aquí; porque su visión de la historia depende de valores eternos sobre los que puede apoyarse la fe de los fieles de todos los tiempos. Ya en el Antiguo Testamento, la confianza del Pueblo santo estaba fundada en la promesa de Dios de permanecer «con su Pueblo», ver Ex 25 8 +, presencia que significaba protección sobre los enemigos para llevar a cabo la salvación. También ahora, y de una manera mucho más perfecta, está Dios con su nuevo Pueblo, que ha unido consigo en la persona de su Hijo, Emmanuel (Dios con nosotros); y la Iglesia vive de esta promesa de Cristo resucitado: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28 20. Siendo así, nada tienen que temer los fieles; aunque por algún tiempo tengan que sufrir por el nombre de Cristo, en definitiva serán vencedores de Satanás y de todas su maquinaciones.
Estructura del Apocalipsis
El libro en su estado actual presenta dos partes netamente diferenciadas: la parte exhortatoria, 1-3, y la parte profética, 4-22. En la presente edición adoptamos la siguiente disposición:
Prólogo, 1 1-3.
I.Cartas a las iglesias de Asia, 1 4 -3 22.
II.Las visiones proféticas, 3 1 - 22 15.1.Los preliminares del «Gran Día de Yahvé», 4 1 - 16 21.2.El castigo de Babilonia, 17 1 -19, 10.3.Exterminio de las naciones paganas, 19 11 - 20 15.4.La Jerusalén futura, 21 1 - 22 15.
Epílogo, 22 16-21.
Muchos autores dividen la parte de las visiones proféticas, c. 4-22, en dos grandes secciones. En la primera, 4-11, tras la visión del Trono de Dios, 4, y la visión del Cordero, 5, tendríamos dos septenarios: los sellos, 6-7, con el intermedio de la visión de los elegidos y la muchedumbre inmensa, y las trompetas, 8-11, con la culminación de la visión del librito abierto y de los dos testigos, 11. Esta sección de los c. 6-11 estaría dominada por la imaginería del Día de Yahvé y por la actualización de las plagas de Egipto y la invitación a la conversión. El c. 11 prepararía la transición a la parte siguiente.
"Lo Que Sucede":Carta A Las Siete Iglesias De Asia
El libro del Apocalipsis se inicia con una serie de Cartas dirigidas a siete Iglesias de la provincia romana de Asia, actualmente inexistentes. En realidad, el número siete es simbólico y dichas Iglesias representan el conjunto de las comunidades cristianas de esa región. Todas las Cartas tienen un estilo semejante y están escritas en nombre del mismo Jesucristo, a quien se le dan diversos títulos, entre ellos el de "Hijo de Dios" (2. 18). Es él quien pasa revista a la conducta de aquellas comunidades, alabándolas unas veces por sus virtudes, y enjuiciándolas otras a causa de sus infidelidades.
Salvadas las distancias, el mensaje de estas Cartas vale para las Iglesias de todas las épocas. ¿Acaso ellas no están siempre expuestas a toda suerte de dificultades, tanto externas como internas? Es inevitable, y la historia lo atestigua de sobra, que el Cuerpo visible de Cristo sufra persecuciones, desviaciones e imperfecciones. Ahora como entonces, el Señor exhorta a los creyentes en él a mantenerse fieles al fervor de los comienzos, mediante una constante renovación. La corona de esta fidelidad será la participación en el triunfo de Cristo, "el Primero que resucitó de entre los muertos" (1. 5).
"Lo Que Sucederá":Las Visiones Proféticas
La segunda sección de la parte profética, 12-22, tiene como visión inicial el gran signo de la Mujer y el Dragón, 12.Esta visión, inspirada en Gn 3 15 (lucha de la Mujer y su descendencia contra el Dragón y la suya), determina la sucesión de los acontecimientos del drama: Las bestias perseguidoras de la Iglesia, 13, y el Cordero, 14, se enfrentan. La prevalencia de la impronta del libro de Daniel, especialmente la visión del c. 7 sobre las Bestias y el Hijo del hombre, determina toda la sección de los c. 13 1-20 10. Las secciones de los anuncios angélicos, la siega y la vendimia, 14, anuncian el Fin. El septenario de las copas actualiza las plagas de Egipto contra el trono de la Bestia, 16. Los c. 17-18 representan el mismo enfrentamiento con la imagen de Babilonia-Roma.
Las dos representaciones del combate escatológico con el intermedio del milenio, 19 11 - 10 10, contienen la victoria de Dios y su Mesías sobre las Bestias y el Dragón. El juicio universal, 20 11-15, termina la historia, y la visión de la Jerusalén celeste inaugura la consumación, 21 1 - 22 15.
En esta descripción de la disposición del libro aparece ya indicado el tema dominante del libro, su estructura profunda, que consiste en la proclamación del Reinado de Dios y de su Cristo, 11 15.17; 12 10, y el consiguiente juicio de Satán, 12 10; 20 2.10, y de los poderes hostiles, 19 20-21; 20 9.
El Apocalipsis como culminación de la Biblia: El cumplimiento mesiánico escatológico
El libro del Apocalipsis está lleno de referencias al Antiguo Testamento (más de 800 en la edición de Nestle-Aland). La traducción Latinoamericana ofrece en este sentido un inmenso repertorio entre las citas directas, impresas en letra cursiva, y las referencias que van en las notas y en los paralelos marginales.
El autor recurre a los principales textos mesiánico-escatológicos del Antiguo Testamento, tal y como eran actualizados en la sinagoga, y los presenta cumplidos en Cristo. Recordemos brevemente algunos: la bendición de Judá (Gn 49 9-10), el oráculo de Balaán (Nm 24 17), la figura del Rey mesiánico (Sal 2), las visiones de la Nueva Jerusalén (Is 61-62), la figura del Hijo del hombre (Dn 7). A la vez utiliza toda la imaginería bíblica para expresar el castigo divino. Así recurre a las plagas de Egipto (Ex 7-11), las imágenes de los castigos anunciados para el Día de Yahvé como las langostas (Jl 1-3), las profecías sobre Gog de Magog (Ez 38-39), los poemas sobre la caída de los tiranos, v.gr., Tiro (Ez 27-28 ), Babilonia (Is 46-47; Jr 50).
Este abundante recurso al Antiguo Testamento está ordenado por el autor a expresar el cumplimiento de las promesas divinas.
El agente del cumplimiento es el Dios Todopoderoso, 1 8; 4 8; 11 17; 15 3; 16 7; 16 14; 19 6; 19 15; 21 22. Junto al término «Todopoderoso» y a veces ligado al mismo, encontramos el nombre divino «El que es, el que era y el que va a venir», 1 4.8; 4 8. Esta denominación es una actualización del Nombre divino «Yo soy» de Ex 3 14, con la mediación targúmica, y pone también de relieve que Dios va a intervenir definitivamente en la consumación de la historia.
Jesucristo es el realizador del designio divino. Es el Hijo de Dios, 2 18, el Mesías lleno del Espíritu, 3 1, que tiene la llave de David, 3 7, el León de Judá y Retoño de David, 5 5; ver 22 16, el Amén, el Testigo fiel, 3 14; ver 1 4. Él es el Príncipe de los reyes de la tierra, 1 4, que ha lavado los pecados con su sangre y ha constituido un pueblo sacerdotal, 1 5-6; 5 10. Él es el Cordero a quien se entregan los destinos de la historia, 5, la Palabra de Dios, 19 13, que actúa en el combate escatológico, 19 11-16. Es el Rey de reyes y Señor de señores, 19 16; ver 17 14. Es el Esposo, 19 9; 21 2.9. El Apocalipsis presenta también a Jesucristo con rasgos divinos en la visión del Hijo del hombre, 1 13ss, en que se le aplican el título «El Primero y el Último», 1 17; 2 8, título que se aplicaba a Dios en Is 44 6; 48 12. Asimismo la participación del Cordero en el Trono divino y la adoración que le tributan los Ancianos y los Vivientes, 5 8-14, indican este carácter divino.
La fe cristiana trinitaria está presente también en la mención del Espíritu, tanto en el saludo inicial, 1 4, como en el mensaje a las iglesias, 2 7.11.17.29; 3 6.13.22; asimismo en otras proclamaciones, 14 13; 22 17.
El cumplimiento mesiánico escatológico se realiza en la comunidad de redimidos que es la Iglesia, pueblo regio y sacerdotal, 1 5-6; 5 9-10. La Iglesia está representada en la Mujer victoriosa del Dragón, 12. Es una comunidad de fe, esperanza, caridad y servicio, 2 19, participa en el poder mesiánico de Cristo, 2 26-29, es una comunidad de testimonio, 11 1ss, está formada por el resto de Israel y una muchedumbre inmensa, 7 1ss, es la Novia, la Nueva Jerusalén, 21-22.
El cumplimiento mesiánico-escatológico implica la derrota de las fuerzas hostiles y la victoria de los elegidos en la Jerusalén celestial, que como hemos dicho, es el contenido de la parte profética del Apocalipsis.
Incitamos al lector a dejarse ganar por el conjunto de imágenes, complicado, pero poderoso, con que el autor ha revestido su mensaje de certeza y esperanza. El sacrificio del Cordero ha obtenido la victoria postrera y, sean cuales fueren los males que la Iglesia de Cristo padezca, no puede dudar de la fidelidad de Dios hasta el momento en que venga el Señor, «pronto», 1 1; 22 20. El Apocalipsis es la gran epopeya de la esperanza cristiana, el canto de triunfo de la Iglesia perseguida.
El Libro está redactado en el estilo llamado "apocalíptico", muy utilizado en el mundo judío de esa época, y presenta evidentes analogías con el de otros escritos bíblicos y extrabíblicos. Dicho estilo tiene su origen en los oráculos proféticos que anunciaban el Reino mesiánico y la manifestación del Día del Señor, y encuentra su expresión más característica en el libro de Daniel.
Etimología de la Palabra Apocalipsis
La palabra «apocalipsis» es la transcripción de un término griego que significa revelación; todo apocalipsis supone, pues, una revelación hecha por Dios a los hombres de cosas ocultas y sólo por él conocidas, en especial de cosas referentes al futuro. Es difícil deslindar exactamente las fronteras que separan al género apocalíptico del profético, del que en cierto modo no es más que una prolongación; pero, mientras que los antiguos profetas escuchaban las revelaciones divinas y las transmitían oralmente, el autor de un apocalipsis recibe sus revelaciones en forma de visiones que consigna en un libro. Por otra parte, tales visiones no tienen valor por sí mismas, sino por el simbolismo que encierran; porque en un apocalipsis todo o casi todo tiene valor simbólico: los números, las cosas, las partes del cuerpo y hasta los personajes que salen a escena. Cuando el vidente describe una visión, traduce en símbolos las ideas que Dios le sugiere, y entonces acumula cosas, colores, números simbólicos, sin preocuparse de la incoherencia de los efectos obtenidos. Es, pues, necesario para entenderle, hacerse cargo de sus procedimientos y traducir de nuevo en ideas los símbolos que propone, so pena de falsear el sentido de su mensaje.
Impacto e Historia del Apocalipsis
Los apocalipsis tuvieron gran éxito en algunos ambientes judíos (incluso entre los esenios de Qumrán) en los dos siglos que precedieron a la venida de Cristo. El género apocalíptico, preparado ya por las visiones de profetas como Ezequiel o Zacarías, se desarrolló en la obra de Daniel y en numerosas obras apócrifas escritas en las inmediaciones de la era cristiana. El Nuevo Testamento únicamente ha mantenido en su canon un Apocalipsis, cuyo autor se llama a sí mismo Juan, 1 9, desterrado, en el momento en el que escribe en la isla de Patmos, por su fe en Cristo. Una tradición representada ya por San Justino y ampliamente difundida a fines del siglo II (San Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano, el Canon de Muratori), le identifica con el apóstol Juan, el autor del cuarto Evangelio. Pero no parece que las iglesias de Siria, Capadocia y aun de Palestina hayan incluido el Apocalipsis en el canon de las Escrituras hasta el siglo V, prueba de que no lo consideraban como obra de un apóstol; un tal Cayo, sacerdote romano de comienzos del siglo III, llegó a atribuirlo al hereje Cerinto, pero sin duda por razones polémicas.
Por otra parte, si bien el Apocalipsis de Juan presenta un parentesco innegable con los demás escritos joánicos, también se distingue netamente de ellos por su lenguaje, por su estilo y por algunos puntos de vista teológicos (referentes especialmente a la Parusía de Cristo), hasta el punto de que es difícil asegurar que proceda inmediatamente del mismo autor. A pesar de todo, su inspiración es joánica, y está escrito por alguno del círculo del apóstol e impregnado de su enseñanza. No se puede dudar de su canonicidad. En cuanto a la fecha, se admite ordinariamente que fue compuesto durante el reinado de Domiciano, hacia el 95; algunos, y no sin alguna probabilidad, creen que ciertas partes fueron redactadas ya en tiempo de Nerón, poco antes del 70.
Interpretaciones del Apocalipsis
Sea que optemos por el tiempo de Domiciano, o por el de Nerón, es indispensable, para comprender debidamente el Apocalipsis, volver a situarlo en el ambiente histórico que le vio nacer: un período de perturbaciones y persecuciones violentas contra la Iglesia naciente. Porque, al igual que los Apocalipsis que le precedieron (especialmente el de Daniel) y en los que se inspira manifiestamente, es ante todo un escrito de circunstancias, destinado a levantar y afianzar la moral de los cristianos, escandalizados sin duda de que se pudiera desencadenar una persecución tan violenta contra la Iglesia del que había afirmado: «Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo», Jn 16 33. Para realizar su plan, Juan vuelve sobre los grandes temas proféticos tradicionales, especialmente el del «Gran Día de Yahvé» (ver Am 5 18 +): los profetas anunciaban al Pueblo santo, esclavo bajo el yugo de los asirios, de los caldeos y luego de los griegos, dispersado y casi destruido por la persecución, el día cercano de la salvación, en que Dios vendría a liberar a su Pueblo de manos de sus opresores, devolviéndole no sólo la libertad, sino también poderío y dominio sobre sus enemigos, a su vez castigados y casi destruidos. Cuando Juan escribía, la Iglesia, el nuevo Pueblo elegido, acababa de ser diezmada por una sangrienta persecución, 13; 6 10-11; 16 6; 17 6, desencadenada por Roma y el imperio romano (la Bestia), pero a instigación de Satanás, 12; 13 2-4, el Adversario por excelencia de Cristo y de su Pueblo. Una visión inicial describe la majestad de Dios que reina en el cielo, dueño absoluto de los destinos humanos, 4, y que entrega al Cordero el libro que contiene el decreto de exterminio de los perseguidores, 5; la visión prosigue con el anuncio de una invasión de pueblos bárbaros (los partos), con su tradicional cortejo de males: guerra, hambre y peste, 6. Pero los fieles de Dios serán preservados, 7 1-8; ver 14 1-5, en espera de gozar del triunfo en el cielo, 7 9-17; ver 15 1-5. Sin embargo, Dios, que quiere la salvación de los pecadores, no va a destruirlos inmediatamente, sino que les enviará una serie de plagas para prevenirles, como lo había hecho con Faraón y los egipcios, 8-9; ver 16. Esfuerzo inútil: a causa de su endurecimiento, Dios destruirá a los impíos perseguidores, 17, que trataban de corromper la tierra induciéndola a adorar a Satanás (alusión al culto de los emperadores de la Roma pagana); siguen una lamentación sobre Babilonia (Roma) destruida, 18, y cantos triunfales en el cielo, 19 1-10. Una nueva visión vuelve sobre el tema de la destrucción de la Bestia (la Roma perseguidora), esta vez realizada por Cristo glorioso, 19 11-21.Entonces se abre un período de prosperidad para la Iglesia, 20 1-6, que terminará con un nuevo asalto de Satanás contra ella, 20 7s, la destrucción del Enemigo, la resurrección de los muertos y su Juicio, 20 11-15, y finalmente el establecimiento definitivo del Reino celeste, en el gozo perfecto, después de haber sido aniquilada la muerte, 21 1-8. Una visión retrospectiva describe el estado de perfección de la nueva Jerusalén durante su reinado sobre la tierra, 21 9s.
Esta es la interpretación histórica del Apocalipsis, su sentido primero y fundamental. Pero el alcance del libro no se detiene aquí; porque su visión de la historia depende de valores eternos sobre los que puede apoyarse la fe de los fieles de todos los tiempos. Ya en el Antiguo Testamento, la confianza del Pueblo santo estaba fundada en la promesa de Dios de permanecer «con su Pueblo», ver Ex 25 8 +, presencia que significaba protección sobre los enemigos para llevar a cabo la salvación. También ahora, y de una manera mucho más perfecta, está Dios con su nuevo Pueblo, que ha unido consigo en la persona de su Hijo, Emmanuel (Dios con nosotros); y la Iglesia vive de esta promesa de Cristo resucitado: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28 20. Siendo así, nada tienen que temer los fieles; aunque por algún tiempo tengan que sufrir por el nombre de Cristo, en definitiva serán vencedores de Satanás y de todas su maquinaciones.
Estructura del Apocalipsis
El libro en su estado actual presenta dos partes netamente diferenciadas: la parte exhortatoria, 1-3, y la parte profética, 4-22. En la presente edición adoptamos la siguiente disposición:
Prólogo, 1 1-3.
I.Cartas a las iglesias de Asia, 1 4 -3 22.
II.Las visiones proféticas, 3 1 - 22 15.1.Los preliminares del «Gran Día de Yahvé», 4 1 - 16 21.2.El castigo de Babilonia, 17 1 -19, 10.3.Exterminio de las naciones paganas, 19 11 - 20 15.4.La Jerusalén futura, 21 1 - 22 15.
Epílogo, 22 16-21.
Muchos autores dividen la parte de las visiones proféticas, c. 4-22, en dos grandes secciones. En la primera, 4-11, tras la visión del Trono de Dios, 4, y la visión del Cordero, 5, tendríamos dos septenarios: los sellos, 6-7, con el intermedio de la visión de los elegidos y la muchedumbre inmensa, y las trompetas, 8-11, con la culminación de la visión del librito abierto y de los dos testigos, 11. Esta sección de los c. 6-11 estaría dominada por la imaginería del Día de Yahvé y por la actualización de las plagas de Egipto y la invitación a la conversión. El c. 11 prepararía la transición a la parte siguiente.
"Lo Que Sucede":Carta A Las Siete Iglesias De Asia
El libro del Apocalipsis se inicia con una serie de Cartas dirigidas a siete Iglesias de la provincia romana de Asia, actualmente inexistentes. En realidad, el número siete es simbólico y dichas Iglesias representan el conjunto de las comunidades cristianas de esa región. Todas las Cartas tienen un estilo semejante y están escritas en nombre del mismo Jesucristo, a quien se le dan diversos títulos, entre ellos el de "Hijo de Dios" (2. 18). Es él quien pasa revista a la conducta de aquellas comunidades, alabándolas unas veces por sus virtudes, y enjuiciándolas otras a causa de sus infidelidades.
Salvadas las distancias, el mensaje de estas Cartas vale para las Iglesias de todas las épocas. ¿Acaso ellas no están siempre expuestas a toda suerte de dificultades, tanto externas como internas? Es inevitable, y la historia lo atestigua de sobra, que el Cuerpo visible de Cristo sufra persecuciones, desviaciones e imperfecciones. Ahora como entonces, el Señor exhorta a los creyentes en él a mantenerse fieles al fervor de los comienzos, mediante una constante renovación. La corona de esta fidelidad será la participación en el triunfo de Cristo, "el Primero que resucitó de entre los muertos" (1. 5).
"Lo Que Sucederá":Las Visiones Proféticas
La segunda sección de la parte profética, 12-22, tiene como visión inicial el gran signo de la Mujer y el Dragón, 12.Esta visión, inspirada en Gn 3 15 (lucha de la Mujer y su descendencia contra el Dragón y la suya), determina la sucesión de los acontecimientos del drama: Las bestias perseguidoras de la Iglesia, 13, y el Cordero, 14, se enfrentan. La prevalencia de la impronta del libro de Daniel, especialmente la visión del c. 7 sobre las Bestias y el Hijo del hombre, determina toda la sección de los c. 13 1-20 10. Las secciones de los anuncios angélicos, la siega y la vendimia, 14, anuncian el Fin. El septenario de las copas actualiza las plagas de Egipto contra el trono de la Bestia, 16. Los c. 17-18 representan el mismo enfrentamiento con la imagen de Babilonia-Roma.
Las dos representaciones del combate escatológico con el intermedio del milenio, 19 11 - 10 10, contienen la victoria de Dios y su Mesías sobre las Bestias y el Dragón. El juicio universal, 20 11-15, termina la historia, y la visión de la Jerusalén celeste inaugura la consumación, 21 1 - 22 15.
En esta descripción de la disposición del libro aparece ya indicado el tema dominante del libro, su estructura profunda, que consiste en la proclamación del Reinado de Dios y de su Cristo, 11 15.17; 12 10, y el consiguiente juicio de Satán, 12 10; 20 2.10, y de los poderes hostiles, 19 20-21; 20 9.
El Apocalipsis como culminación de la Biblia: El cumplimiento mesiánico escatológico
El libro del Apocalipsis está lleno de referencias al Antiguo Testamento (más de 800 en la edición de Nestle-Aland). La traducción Latinoamericana ofrece en este sentido un inmenso repertorio entre las citas directas, impresas en letra cursiva, y las referencias que van en las notas y en los paralelos marginales.
El autor recurre a los principales textos mesiánico-escatológicos del Antiguo Testamento, tal y como eran actualizados en la sinagoga, y los presenta cumplidos en Cristo. Recordemos brevemente algunos: la bendición de Judá (Gn 49 9-10), el oráculo de Balaán (Nm 24 17), la figura del Rey mesiánico (Sal 2), las visiones de la Nueva Jerusalén (Is 61-62), la figura del Hijo del hombre (Dn 7). A la vez utiliza toda la imaginería bíblica para expresar el castigo divino. Así recurre a las plagas de Egipto (Ex 7-11), las imágenes de los castigos anunciados para el Día de Yahvé como las langostas (Jl 1-3), las profecías sobre Gog de Magog (Ez 38-39), los poemas sobre la caída de los tiranos, v.gr., Tiro (Ez 27-28 ), Babilonia (Is 46-47; Jr 50).
Este abundante recurso al Antiguo Testamento está ordenado por el autor a expresar el cumplimiento de las promesas divinas.
El agente del cumplimiento es el Dios Todopoderoso, 1 8; 4 8; 11 17; 15 3; 16 7; 16 14; 19 6; 19 15; 21 22. Junto al término «Todopoderoso» y a veces ligado al mismo, encontramos el nombre divino «El que es, el que era y el que va a venir», 1 4.8; 4 8. Esta denominación es una actualización del Nombre divino «Yo soy» de Ex 3 14, con la mediación targúmica, y pone también de relieve que Dios va a intervenir definitivamente en la consumación de la historia.
Jesucristo es el realizador del designio divino. Es el Hijo de Dios, 2 18, el Mesías lleno del Espíritu, 3 1, que tiene la llave de David, 3 7, el León de Judá y Retoño de David, 5 5; ver 22 16, el Amén, el Testigo fiel, 3 14; ver 1 4. Él es el Príncipe de los reyes de la tierra, 1 4, que ha lavado los pecados con su sangre y ha constituido un pueblo sacerdotal, 1 5-6; 5 10. Él es el Cordero a quien se entregan los destinos de la historia, 5, la Palabra de Dios, 19 13, que actúa en el combate escatológico, 19 11-16. Es el Rey de reyes y Señor de señores, 19 16; ver 17 14. Es el Esposo, 19 9; 21 2.9. El Apocalipsis presenta también a Jesucristo con rasgos divinos en la visión del Hijo del hombre, 1 13ss, en que se le aplican el título «El Primero y el Último», 1 17; 2 8, título que se aplicaba a Dios en Is 44 6; 48 12. Asimismo la participación del Cordero en el Trono divino y la adoración que le tributan los Ancianos y los Vivientes, 5 8-14, indican este carácter divino.
La fe cristiana trinitaria está presente también en la mención del Espíritu, tanto en el saludo inicial, 1 4, como en el mensaje a las iglesias, 2 7.11.17.29; 3 6.13.22; asimismo en otras proclamaciones, 14 13; 22 17.
El cumplimiento mesiánico escatológico se realiza en la comunidad de redimidos que es la Iglesia, pueblo regio y sacerdotal, 1 5-6; 5 9-10. La Iglesia está representada en la Mujer victoriosa del Dragón, 12. Es una comunidad de fe, esperanza, caridad y servicio, 2 19, participa en el poder mesiánico de Cristo, 2 26-29, es una comunidad de testimonio, 11 1ss, está formada por el resto de Israel y una muchedumbre inmensa, 7 1ss, es la Novia, la Nueva Jerusalén, 21-22.
El cumplimiento mesiánico-escatológico implica la derrota de las fuerzas hostiles y la victoria de los elegidos en la Jerusalén celestial, que como hemos dicho, es el contenido de la parte profética del Apocalipsis.
Incitamos al lector a dejarse ganar por el conjunto de imágenes, complicado, pero poderoso, con que el autor ha revestido su mensaje de certeza y esperanza. El sacrificio del Cordero ha obtenido la victoria postrera y, sean cuales fueren los males que la Iglesia de Cristo padezca, no puede dudar de la fidelidad de Dios hasta el momento en que venga el Señor, «pronto», 1 1; 22 20. El Apocalipsis es la gran epopeya de la esperanza cristiana, el canto de triunfo de la Iglesia perseguida.
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NUEVO TESTAMENTO - El Apocalipsis
Feliz el que lea públicamente estas palabras proféticas, y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, pues el tiempo está cerca. (Apocalipsis 1:3)
Introducción
Para muchos, cuando leen el Apocalipsis (Revelación) por primera vez, les parece un libro fantástico, pero a medida que uno crece en la comprensión de la Biblia más de él se vuelve reconocible y familiar. La razón por la que nos parece fantástico es debido al estilo apocalíptico en el que fue escrito. Este estilo sería conocido para los lectores del primer siglo pero no es un estilo que conocemos nosotros y, por lo tanto, es una barrera para nuestra comprensión del mensaje del libro.
El Apocalipsis es un libro frecuentemente dejado de lado, en parte porque su simbolismo lo hace oscuro. Por lo tanto, no puede ser leído ligeramente, pero leyéndolo atentamente siempre entregará sus tesoros a aquellos que los buscan. Una razón por la cual no se predica sobre él es la advertencia de que “a quien se atreva a añadirle algo, Dios añadira sobre él todas las plagas descritas en este libro. A quien le quite algo de las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritas en este libro” (Ap. 22:18-19).
Sin embargo, las bendiciones contenidas en Ap. 1:3 (“feliz el que lea públicamente estas palabras proféticas, y felices quienes escuchen y hagan caso de este mensaje, pues el tiempo está cerca”) y en Ap. 22:7 (“mira que vuelvo pronto; feliz el que hace caso de las palabras proféticas de este libro”) también significan que debe ser leído, escuchado y entendido.
El libro
El Apocalipsis o Apocalipsis de Juan es un libro escatológico (trata del fin del mundo), el último del Nuevo Testamento. Apocalipsis es una palabra griega que significa Revelación. Por su género literario es considerado por la mayoría de los eruditos como el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético. Fué escrito en el año 95 después de Cristo.
El Apocalipsis es considerado uno de los libros más controvertidos y difíciles de la Biblia por la multiplicidad de posibles interpretaciones en los significados de nombres, eventos y símbolos que se narran. La admisión de este texto en el canon bíblico del Nuevo Testamento no fue nada fácil; la polémica entre los Padres de la Iglesia respecto a la canonicidad del Apocalipsis duró varios siglos.
El Apocalipsis es un libro cuyo objetivo es dar consuelo, fortaleza y esperanza a las comunidades cristianas del Asia Menor y nació de una visión que Jesús le concedió a Juan.
El autor
El autor se identifica a sí mismo dentro del libro como Juan, discípulo de Jesucristo y en condición de desterrado en la isla de Patmos (Dodedecaneso, Mar Egeo) por ser testigo de Jesús. Las autoridades romanas consideraron a Juan un agitador por haber animado a las iglesias a oponerse a las celebraciones cívicas a favor del emperador Domiciano y por eso se ordenó su deportación, siendo el coordinador general de las comunidades cristianas del Asia menor, a quienes dirigió el Apocalipsis a causa de las persecuciones y de los problemas internos de las comunidades.
La coincidencia de este nombre con el de Juan el Evangelista y el autor de otros escritos del Nuevo Testamento es en gran parte la razón por la cual se atribuye el libro de manera tradicional al apóstol San Juan (a quien se le atribuyen también el cuarto Evangelio y tres cartas: 1 Juan, 2 Juan y 3 Juan). Sin embargo en el Apocalipsis el autor sólo menciona su nombre, sin identificarse nunca con el mismo apóstol Juan de los Evangelios, o que se trate siquiera del mismo autor de los otros escritos atribuidos al apóstol.
A quién está dirigido el Apocalipsis
El Apocalipsis está dirigido a cristianos que sufren por su fe, y les muestra a Cristo como el modelo a imitar. La palabra mártir significa testigo, y por ello el Apocalipsis presenta a Cristo como el servidor y el testigo de Dios y del Padre.
Aunque está dirigido a las siete iglesias de Asia, el número de iglesias en aquella época era muy superior, pero siete representa la plenitud y por ello las siete iglesias representan a todas las comunidades cristianas. Las siete iglesias descritas en el Apocalipsis son las de Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
El mensaje de Apocalipsis
En aquella época todo era oscuro y confuso. Había miedo y desánimo y muchos empezaban a abandonar su compromiso cristiano. Entonces aparece el Apocalipsis y les habla de un futuro diferente. Les anuncia que el Imperio caerá y que Cristo resucitado vencerá a todas las fuerzas del mal. La historia humana está en las manos de Dios, no en la de los hombres. El propósito del libro es alentar a los cristianos en tiempos difíciles.
El Apocalipsis no está hecho con la intención de mostrarnos el futuro de la historia en términos de eventos específicos o para permitirnos predecir el futuro, pero sí nos muestra que la historia del mundo seguirá unos principios generales. Por ejemplo, seguirán habiendo guerras, hambre, pestilencias y otros desastres y la Iglesia será perseguida por los poderes del mundo que martirizarán a los cristianos. Nos muestra que los desastres naturales son las advertencias de Dios antes de que sobrevenga el fin (Mateo 7:8 y 2Tim.1-5).
El simbolismo del libro permite que sea interpretado a la luz de las circunstancias a lo largo de la era del Evangelio. La bestia puede ser la Roma del tiempo de Juan, pero en otros tiempos podría ser Rusia, China, Estados Unidos o cualquier otro pais. A lo largo de la historia de la Iglesia siempre han existido aquellos que han perseguido a los creyentes en Dios.
Es para estos cristianos perseguidos que se escribe el libro. Puede ser visto como secciones paralelas, cada una de las cuales se concentra en un aspecto en particular de la era del Evangelio, comenzando desde el nacimiento de Jesús hasta el fin de la era. El comienzo del libro se concentra en el principio de los tiempos, pero a medida que avanza se concentra más en el final que en los comienzos.
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NUEVO TESTAMENTO - Simbología del Apocalipsis.
Un símbolo es la imagen, figura, número o color con que se representa un determinado concepto moral o intelectual. Es una especie de clave que se utiliza para entender una determinada exposición. La simbología es el conjunto de los símbolos utilizados para ello.
Al agrupar los símbolos del Apocalipsis, teniendo en cuenta que hay casi trescientas citas del Antiguo Testamento en él, nos damos cuenta de que las raíces de éste último libro de la Biblia se hunden en el pasado y de que el pasado puede ayudar a interpretar el presente y el futuro.
Números perfectos
1 En hebreo se usa para referirse a la unidad y se usa para referirse a Dios.
2 Es el número doble. Los discípulos enviados de dos en dos.
3 Es el número de Dios en función de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Dios es tres veces santo y por ello en la Eucaristía cantamos “Santo, Santo, Santo”.
4 Es el número de la creación del mundo. Los 4 vientos y los 4 puntos cardinales.
5 Es el número de la divina gracia. La Torah tiene 5 libros. El Tabernáculo fue medido en múltiplos de 5 (Exodo 25:27)
7 Significa todo, plenitud, perfección desde el punto de vista divino. El 7 es la suma de 3 (Dios) más 4 (el mundo creado). Dios completó su obra y descansó el séptimo día.
8 Es el número de la salvación, de la resurrección y del nacimiento a una nueva vida.
9 Es el número de fin o del juicio final.
10 Es la perfección del orden divino.
12 La obra de Dios en el mundo. Los 12 discípulos, las 12 tribus de Israel y, por extensión, el pueblo de Dios. Es el resultado de multiplicar 3 (Dios) por 4 (el mundo creado).
14 Doble perfección espiritual (7x2).
15 Es el resultado de 3x5: 5 (gracia) por 3 (Dios). Este número simboliza la energía de la divina gracia.
17 Perfección del orden espiritual.
24 La Iglesia del Antiguo y del Nuevo Testamento. Veinticuatro ancianos en cada una.
144 Es el resultado de multiplicar 12 por 12. Antiguo y Nuevo Testamento unificados.
1,000 Significa muchos, siempre, sin final.
144,000 Resultado de la multiplicación de 12 por 12 por 1,000. 12 Tribus de Israel con 12 apóstoles = 144. Mil es multitud. Quiere decir muchísimos, incontables, innumerables. La Iglesia completa.
Números imperfectos
3 ½ La mitad de siete. Es algo imperfecto. Es el tiempo del sufrimiento, de la prueba y de la persecución. Quiere decir que las tribulaciones no son eternas. Equivale también a los 1,260 días que en varias partes se repite.
6 Es la mitad de doce. Significa imperfección y que no dura para siempre.
11 Significa desorden, desorganización, imperfección.
13 Representa hostilidad, rebelión, apostasía, corrupción. Las apariciones de la Virgen María muchas veces han ocurrido un día 13, pero ello significa que este número no tiene poder sobre ella.
666 Es una trinidad de números 6 y significa Hombre de Satanás. La bestia, el monstruo.
1,600 Resultado de 4 por 4 por 10 por 10. “Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que llegó hasta los frenos de los caballos, en una superficie de 1,600 estadios” (Ap. 14:20).
Colores
Blanco Pureza, victoria, justicia
Negro Desgracia, miseria, luto y lamentación
Rojo Violencia, furia y sangre. El color de Satanás.
Verde Muerte. Junto al amarillo indica descomposición de la carne
Amarillo Es el símbolo de la palidez del rostro y de la muerte.
Púrpura Desenfreno. El color de la realeza y las riquezas.
Símbolos de la creación animal
Aguila Representa seguridad, bondad y cuidado con Israel.
Aves Agentes veloces para hacer tanto el bien como el mal.
Becerro Símbolo de vigor, juventud y actividad.
Bestia Representa la fuerza al servicio del monstruo, o sea, del demonio, en contra de la Iglesia. De las dos bestias que aparecen en Apocalipsis, la primera bestia representaba el poder perseguidor del imperio romano, y la segunda a las religiones que competían entonces con el cristianismo (13:2 y 13:11).
Caballo Tipifican el poder y la fuerza y están relacionados con guerras.
Cordero Es un animal manso, frágil y apacible. En el Apocalipsis se refiere a Cristo (5:6)
Dragón Es el tipo del poder de Satanás.
Langostas Enemigos destructores permitidos por Dios, agentes para la ejecución de tormentos sobre los impíos.
León Símbolo de gobernantes, justos o injustos.
Leopardo Símbolo de ferocidad, violencia, tenacidad y venganza. Se refiere al último tirano cruel de la tierra.
Oso Es un enemigo fuerte y destructor. Se refiere al Imperio Persa.
Ovejas Tipo del pueblo de Dios.
Perro Expresión de fuerte repulsión. Representan a los perdidos, a quienes carecen de sentimientos y conciencia.
Rana Representan un tipo de espíritus inmundos.
Ser viviente Identifica a los seres angélicos de alto rango.
Serpiente El significado en hebreo es siseo o silbido. En griego es una raíz que significa astucia o ardid.
Símbolos del reino mineral
Bronce o cobre Soporta la prueba del fuego, por lo que simboliza la resistencia y la fuerza.
Hierro Da la idea de gran fuerza y poder. Es el símbolo de una conciencia y un poder endurecidos y difíciles de quebrantar.
Oro El más precioso de los metales. Se le relaciona especialmente con la deidad y simboliza la riqueza y el reinado.
Piedras preciosas A menudo se usan para referirse al pueblo de Dios; su tesoro especial.
Plata Aparece entre las cosas corruptoras e idolátricas que Babilonia perdió a causa del juicio.
Símbolos de las luminarias
Candelero Símbolo de la Biblia, del conocimiento y de la salvación. Representa el testimonio y el mensaje proclamados (1:12).
Estrellas Simbolizan gobiernos subordinados y a los seres celestiales.
Luna Refleja la luz del sol y simboliza el testimonio del pueblo de Dios.
Relámpago Símbolo de la obediencia relacionada con el poder judicial de Dios. Simboliza también la majestad de Dios, la venganza y la ira divina.
Sol La supremacía en el cielo. El término en hebreo significa brillante. Indica autoridad (1:16).
Símbolos del cuerpo humano
Cabello blanco Son símbolos de su eternidad. (1:14)
Corazón Es el asiento de los sentimientos, los afectos y la pureza. Dios puede escudriñar las motivaciones, los deseos y las emociones.
Manos Representan el trabajo. Son símbolos de posición, fuerza, acción y servicio. La mano derecha implica posición y prestigio.
Mente La parte perceptiva y pensante de la conciencia. Es símbolo de unidad y decisión y de sabiduría celestial.
Ojos Las ventanas del alma. Representan el conocimiento y la comprensión. Es símbolo de la dirección, la percepción y la inteligencia divinas (1:14).
Pecho El término hebreo significa parte firme. Es representativo de salud física, vigor, fuerza. El pecho tipifica el afecto de Cristo y nuestro amor por El.
Pies Nos permiten detenernos, caminar y correr. La expresión bajo los pies significa sujeción. Simboliza el caminar como Cristo y el carácter y la conduca cristianas.
Pies de bronce Los pies de bronce significan que nadie lo echará abajo. Es señal de firmeza y estabilidad. (1:15)
Rostro Indicador de autoridad, carácter o expresión. Simboliza la gloria, la inteligencia y la omniscencia reflejadas.
Voz Es una de las grandes maravillas del cuerpo. Representa principalmente las amonestaciones divinas.
Símbolos de la naturaleza
Ajenjo Planta que representa la amargura y la depresión. Es símbolo de la maldición divina que provoca la amargura de los enemigos.
Arboles Símbolo del sustento eterno.
Cebada Harina de cebada para hacer pan. Símbolo de pobreza, humillación y escasez.
Frutos Las cosas materiales que anhela el alma. Son símbolos de riqueza, ganancias y bendiciones celestiales.
Harina La palabra hebrea viene del verbo moler. La harina es molida y pulverizada y tipifica a cristo en sus sufrimientos. Se encuentra entre las mercancías que Babilonia pierde en el juicio.
Hierba En hebrero significa heno verde. Es la fragilidad de la carne y símbolo del juicio como parte integrante de la vida.
Higuera Símbolo de la vida nacional y política de Israel. Simboliza también la seguridad, la prosperidad y la paz.
Madera Es símbolo de idolatría y juicio.
Olivos Describen los frutos y el testimonio de los testigos.
Olores La fragancia de la adoración ofrecida a Dios. Simbolizan el perfume de las oraciones que ascienden hacia Dios.
Palmas En hebrero su nombre significa erecta. Símbolo del florecimiento de los justos.
Trigo Es una figura usada para representar a Cristo, la Palabra de Dios y la profesión de los santos. Este artículo de primera necesidad para la vida estaba asociado con el juicio.
Uvas Sangre o fruto de la vida. Simboliza el juicio de los apóstatas.
Vino En hebreo significa exprimido. En Apocalipsis es símbolo del juicio divino.
Símbolos de las fuerzas de la naturaleza
Abismo En hebreo significa prisión. Se usa en relación con el Seol, o lugar donde van los espíritus. Es símbolo de la morada de los malos espíritus y de la prisión de Satanás por mil años.
Aguas Se usa para referirse a las influencias buenas o malas. Es símbolo de bendición y también de las naciones agitadas satánicamente.
Arco iris En hebreo sinifica arco en las nubes. Es el símbolo de gracia y misericordia, y representa la fidelidad de Dios, que guarda su pacto.
Cielos Tiene un triple significado: el cielo atmosférico, el cielo de los astros y el cielo espiritual. Es símbolo de Fuente de autoridad y de luz.
Diluvio En hebreo significa inundación. Se asocia con el juicio de Dios en la época de Noé. Es el símbolo del odio de Satanás contra Israel.
Granizo Azote usado para describir el poder de Dios como Juez.
Lago Símbolo de la inmersión en una agonía interminable.
Mar Se usa literal y simbólicamente. Es símbolo de transparencia celestial y también de pueblos en estado de confusión. Simboliza el lugar donde se origina el mal, la opresión y la mentira (13:1).
Montaña Representa estabilidad y grandeza política y moral. Simboliza el derrocamiento de la prominencia nacional.
Nubes Debido a su naturaleza transitoria, las nubes representan los movimientos divinos, así como la presencia divina, la majestad y la gloria encubierta de Dios.
Río Símbolo de dones y de bendiciones espirituales.
Terremoto En hebreo significa vibración. Representa las calamidades y tragedias repentinas. El terremoto simboliza la convulsión y el trastorno en el orden establecido en la tierra.
Trueno En hebreo significa choque. Es evidencia del poder divino y el símbolo de la voz de Dios en el Juicio.
Viento Usado para representar el poder invisible y grandioso de Dios. El viento simboliza las operaciones divinas; invisibles pero poderosas.
Símbolos de personalidades
Anciano Se aplica a los líderes y supervisores, tanto judíos como cristianos. Es símbolo de edad, experiencia y sabiduría y de los santos del cielo en su carácter de sacerdocio real.
Gran prostituta Se refiere a la seducción, representada por la gran ciudad, Roma, ciudad perseguidora, próspera y poderosa. (17:1)
Juez Representa los justos juicios que vendrán sobre santos y pecadores.
Profeta Los profetas representan los mensajes y las advertencias de Dios. En Apocalisis se utiliza la palabra para designar tanto a los verdaderos profetas como a los falsos.
Ramera En griego significa porne, de donde proviene la palabra pornografía. Simboliza la corrupción religiosa y el adulterio espiritual.
Rey Es el poseedor del poder supremo y la autoridad. Este título es símbolo de la dignidad de Cristo y de sus santos.
Sacerdote En el orden sacerdotal de Aarón solamente había varones. Todos los redimidos, hombres y mujeres, están incluidos en el sacerdocio real de los creyentes.
Siete espíritus de Dios Son: amor, sabiduría, voluntad divina, orden, firmeza, paciencia y misericordia.
Símbolos de objetos inanimados
Babilonia Simboliza a Roma, capital del imperio romano, por su opresión sobre el pueblo de Israel y por su idolatría. (17:5)
Candeleros (siete) Se refiere a las siete comunidades o iglesias a las que dirige el Apocalipsis (Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea).
Cinturón de oro Simboliza que Jesús es rey y Señor de la historia. (15:6)
Coraza Usada para la defensa, simboliza la protección y la seguridad para el corazón y la conciencia.
Cuernos Representaban el poder y la gloria de los reyes. También simbolizan el poder y la autoridad del hombre pecador (5:6).
Espada Representa la autoridad y el poder. Es símbolo de la Palabra de Dios y del juicio administrado por Cristo. Es eficaz tanto para dar muerte como para salvar (2:12).
Lino fino Simboliza la justicia de Cristo y nuestra pureza.
Llaves Sugieren el derecho de ejercer autoridad y simbolizan la posesión de conocimiento, además de autoridad y gobierno divinos.
Sello Es símbolo de seguridad, conservación y juicio.
Sellos (siete) Simboliza lo que está oculto y que sólo Jesús tiene el poder para abrirlos. En los cuatro primeros sellos aparecen cuatro caballos que se identifican con la guerra, el hambre, la peste y, el blanco, con la victoria; la Palabra de Dios. En el quinto sello se hace justicia a los que han sido mártires por proclamar la Palabra de Dios y el sexto sello la destrucción de Jerusalén. Con la apertura del séptimo sello comienza el desarrollo de un nuevo simbolismo numérico de catástrofes anunciadas por las 7 trompetas, y el surgimiento de una primera Bestia. (5:1)
Tabernáculo Representa el lugar donde Dios hace sentir su presencia.
Templo Simboliza la habitación eterna de Dios en medio de su pueblo.
Trompeta Simboliza la voz de Dios, que se hace escuchar. (1:10)
Trono en el Cielo Este símbolo representa la gloria y la grandeza de Dios. (4:2)
Vestido blanco Simboliza a los justos; a los mártires anteriores a Cristo. (6:11)
Al agrupar los símbolos del Apocalipsis, teniendo en cuenta que hay casi trescientas citas del Antiguo Testamento en él, nos damos cuenta de que las raíces de éste último libro de la Biblia se hunden en el pasado y de que el pasado puede ayudar a interpretar el presente y el futuro.
Números perfectos
1 En hebreo se usa para referirse a la unidad y se usa para referirse a Dios.
2 Es el número doble. Los discípulos enviados de dos en dos.
3 Es el número de Dios en función de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Dios es tres veces santo y por ello en la Eucaristía cantamos “Santo, Santo, Santo”.
4 Es el número de la creación del mundo. Los 4 vientos y los 4 puntos cardinales.
5 Es el número de la divina gracia. La Torah tiene 5 libros. El Tabernáculo fue medido en múltiplos de 5 (Exodo 25:27)
7 Significa todo, plenitud, perfección desde el punto de vista divino. El 7 es la suma de 3 (Dios) más 4 (el mundo creado). Dios completó su obra y descansó el séptimo día.
8 Es el número de la salvación, de la resurrección y del nacimiento a una nueva vida.
9 Es el número de fin o del juicio final.
10 Es la perfección del orden divino.
12 La obra de Dios en el mundo. Los 12 discípulos, las 12 tribus de Israel y, por extensión, el pueblo de Dios. Es el resultado de multiplicar 3 (Dios) por 4 (el mundo creado).
14 Doble perfección espiritual (7x2).
15 Es el resultado de 3x5: 5 (gracia) por 3 (Dios). Este número simboliza la energía de la divina gracia.
17 Perfección del orden espiritual.
24 La Iglesia del Antiguo y del Nuevo Testamento. Veinticuatro ancianos en cada una.
144 Es el resultado de multiplicar 12 por 12. Antiguo y Nuevo Testamento unificados.
1,000 Significa muchos, siempre, sin final.
144,000 Resultado de la multiplicación de 12 por 12 por 1,000. 12 Tribus de Israel con 12 apóstoles = 144. Mil es multitud. Quiere decir muchísimos, incontables, innumerables. La Iglesia completa.
Números imperfectos
3 ½ La mitad de siete. Es algo imperfecto. Es el tiempo del sufrimiento, de la prueba y de la persecución. Quiere decir que las tribulaciones no son eternas. Equivale también a los 1,260 días que en varias partes se repite.
6 Es la mitad de doce. Significa imperfección y que no dura para siempre.
11 Significa desorden, desorganización, imperfección.
13 Representa hostilidad, rebelión, apostasía, corrupción. Las apariciones de la Virgen María muchas veces han ocurrido un día 13, pero ello significa que este número no tiene poder sobre ella.
666 Es una trinidad de números 6 y significa Hombre de Satanás. La bestia, el monstruo.
1,600 Resultado de 4 por 4 por 10 por 10. “Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que llegó hasta los frenos de los caballos, en una superficie de 1,600 estadios” (Ap. 14:20).
Colores
Blanco Pureza, victoria, justicia
Negro Desgracia, miseria, luto y lamentación
Rojo Violencia, furia y sangre. El color de Satanás.
Verde Muerte. Junto al amarillo indica descomposición de la carne
Amarillo Es el símbolo de la palidez del rostro y de la muerte.
Púrpura Desenfreno. El color de la realeza y las riquezas.
Símbolos de la creación animal
Aguila Representa seguridad, bondad y cuidado con Israel.
Aves Agentes veloces para hacer tanto el bien como el mal.
Becerro Símbolo de vigor, juventud y actividad.
Bestia Representa la fuerza al servicio del monstruo, o sea, del demonio, en contra de la Iglesia. De las dos bestias que aparecen en Apocalipsis, la primera bestia representaba el poder perseguidor del imperio romano, y la segunda a las religiones que competían entonces con el cristianismo (13:2 y 13:11).
Caballo Tipifican el poder y la fuerza y están relacionados con guerras.
Cordero Es un animal manso, frágil y apacible. En el Apocalipsis se refiere a Cristo (5:6)
Dragón Es el tipo del poder de Satanás.
Langostas Enemigos destructores permitidos por Dios, agentes para la ejecución de tormentos sobre los impíos.
León Símbolo de gobernantes, justos o injustos.
Leopardo Símbolo de ferocidad, violencia, tenacidad y venganza. Se refiere al último tirano cruel de la tierra.
Oso Es un enemigo fuerte y destructor. Se refiere al Imperio Persa.
Ovejas Tipo del pueblo de Dios.
Perro Expresión de fuerte repulsión. Representan a los perdidos, a quienes carecen de sentimientos y conciencia.
Rana Representan un tipo de espíritus inmundos.
Ser viviente Identifica a los seres angélicos de alto rango.
Serpiente El significado en hebreo es siseo o silbido. En griego es una raíz que significa astucia o ardid.
Símbolos del reino mineral
Bronce o cobre Soporta la prueba del fuego, por lo que simboliza la resistencia y la fuerza.
Hierro Da la idea de gran fuerza y poder. Es el símbolo de una conciencia y un poder endurecidos y difíciles de quebrantar.
Oro El más precioso de los metales. Se le relaciona especialmente con la deidad y simboliza la riqueza y el reinado.
Piedras preciosas A menudo se usan para referirse al pueblo de Dios; su tesoro especial.
Plata Aparece entre las cosas corruptoras e idolátricas que Babilonia perdió a causa del juicio.
Símbolos de las luminarias
Candelero Símbolo de la Biblia, del conocimiento y de la salvación. Representa el testimonio y el mensaje proclamados (1:12).
Estrellas Simbolizan gobiernos subordinados y a los seres celestiales.
Luna Refleja la luz del sol y simboliza el testimonio del pueblo de Dios.
Relámpago Símbolo de la obediencia relacionada con el poder judicial de Dios. Simboliza también la majestad de Dios, la venganza y la ira divina.
Sol La supremacía en el cielo. El término en hebreo significa brillante. Indica autoridad (1:16).
Símbolos del cuerpo humano
Cabello blanco Son símbolos de su eternidad. (1:14)
Corazón Es el asiento de los sentimientos, los afectos y la pureza. Dios puede escudriñar las motivaciones, los deseos y las emociones.
Manos Representan el trabajo. Son símbolos de posición, fuerza, acción y servicio. La mano derecha implica posición y prestigio.
Mente La parte perceptiva y pensante de la conciencia. Es símbolo de unidad y decisión y de sabiduría celestial.
Ojos Las ventanas del alma. Representan el conocimiento y la comprensión. Es símbolo de la dirección, la percepción y la inteligencia divinas (1:14).
Pecho El término hebreo significa parte firme. Es representativo de salud física, vigor, fuerza. El pecho tipifica el afecto de Cristo y nuestro amor por El.
Pies Nos permiten detenernos, caminar y correr. La expresión bajo los pies significa sujeción. Simboliza el caminar como Cristo y el carácter y la conduca cristianas.
Pies de bronce Los pies de bronce significan que nadie lo echará abajo. Es señal de firmeza y estabilidad. (1:15)
Rostro Indicador de autoridad, carácter o expresión. Simboliza la gloria, la inteligencia y la omniscencia reflejadas.
Voz Es una de las grandes maravillas del cuerpo. Representa principalmente las amonestaciones divinas.
Símbolos de la naturaleza
Ajenjo Planta que representa la amargura y la depresión. Es símbolo de la maldición divina que provoca la amargura de los enemigos.
Arboles Símbolo del sustento eterno.
Cebada Harina de cebada para hacer pan. Símbolo de pobreza, humillación y escasez.
Frutos Las cosas materiales que anhela el alma. Son símbolos de riqueza, ganancias y bendiciones celestiales.
Harina La palabra hebrea viene del verbo moler. La harina es molida y pulverizada y tipifica a cristo en sus sufrimientos. Se encuentra entre las mercancías que Babilonia pierde en el juicio.
Hierba En hebrero significa heno verde. Es la fragilidad de la carne y símbolo del juicio como parte integrante de la vida.
Higuera Símbolo de la vida nacional y política de Israel. Simboliza también la seguridad, la prosperidad y la paz.
Madera Es símbolo de idolatría y juicio.
Olivos Describen los frutos y el testimonio de los testigos.
Olores La fragancia de la adoración ofrecida a Dios. Simbolizan el perfume de las oraciones que ascienden hacia Dios.
Palmas En hebrero su nombre significa erecta. Símbolo del florecimiento de los justos.
Trigo Es una figura usada para representar a Cristo, la Palabra de Dios y la profesión de los santos. Este artículo de primera necesidad para la vida estaba asociado con el juicio.
Uvas Sangre o fruto de la vida. Simboliza el juicio de los apóstatas.
Vino En hebreo significa exprimido. En Apocalipsis es símbolo del juicio divino.
Símbolos de las fuerzas de la naturaleza
Abismo En hebreo significa prisión. Se usa en relación con el Seol, o lugar donde van los espíritus. Es símbolo de la morada de los malos espíritus y de la prisión de Satanás por mil años.
Aguas Se usa para referirse a las influencias buenas o malas. Es símbolo de bendición y también de las naciones agitadas satánicamente.
Arco iris En hebreo sinifica arco en las nubes. Es el símbolo de gracia y misericordia, y representa la fidelidad de Dios, que guarda su pacto.
Cielos Tiene un triple significado: el cielo atmosférico, el cielo de los astros y el cielo espiritual. Es símbolo de Fuente de autoridad y de luz.
Diluvio En hebreo significa inundación. Se asocia con el juicio de Dios en la época de Noé. Es el símbolo del odio de Satanás contra Israel.
Granizo Azote usado para describir el poder de Dios como Juez.
Lago Símbolo de la inmersión en una agonía interminable.
Mar Se usa literal y simbólicamente. Es símbolo de transparencia celestial y también de pueblos en estado de confusión. Simboliza el lugar donde se origina el mal, la opresión y la mentira (13:1).
Montaña Representa estabilidad y grandeza política y moral. Simboliza el derrocamiento de la prominencia nacional.
Nubes Debido a su naturaleza transitoria, las nubes representan los movimientos divinos, así como la presencia divina, la majestad y la gloria encubierta de Dios.
Río Símbolo de dones y de bendiciones espirituales.
Terremoto En hebreo significa vibración. Representa las calamidades y tragedias repentinas. El terremoto simboliza la convulsión y el trastorno en el orden establecido en la tierra.
Trueno En hebreo significa choque. Es evidencia del poder divino y el símbolo de la voz de Dios en el Juicio.
Viento Usado para representar el poder invisible y grandioso de Dios. El viento simboliza las operaciones divinas; invisibles pero poderosas.
Símbolos de personalidades
Anciano Se aplica a los líderes y supervisores, tanto judíos como cristianos. Es símbolo de edad, experiencia y sabiduría y de los santos del cielo en su carácter de sacerdocio real.
Gran prostituta Se refiere a la seducción, representada por la gran ciudad, Roma, ciudad perseguidora, próspera y poderosa. (17:1)
Juez Representa los justos juicios que vendrán sobre santos y pecadores.
Profeta Los profetas representan los mensajes y las advertencias de Dios. En Apocalisis se utiliza la palabra para designar tanto a los verdaderos profetas como a los falsos.
Ramera En griego significa porne, de donde proviene la palabra pornografía. Simboliza la corrupción religiosa y el adulterio espiritual.
Rey Es el poseedor del poder supremo y la autoridad. Este título es símbolo de la dignidad de Cristo y de sus santos.
Sacerdote En el orden sacerdotal de Aarón solamente había varones. Todos los redimidos, hombres y mujeres, están incluidos en el sacerdocio real de los creyentes.
Siete espíritus de Dios Son: amor, sabiduría, voluntad divina, orden, firmeza, paciencia y misericordia.
Símbolos de objetos inanimados
Babilonia Simboliza a Roma, capital del imperio romano, por su opresión sobre el pueblo de Israel y por su idolatría. (17:5)
Candeleros (siete) Se refiere a las siete comunidades o iglesias a las que dirige el Apocalipsis (Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea).
Cinturón de oro Simboliza que Jesús es rey y Señor de la historia. (15:6)
Coraza Usada para la defensa, simboliza la protección y la seguridad para el corazón y la conciencia.
Cuernos Representaban el poder y la gloria de los reyes. También simbolizan el poder y la autoridad del hombre pecador (5:6).
Espada Representa la autoridad y el poder. Es símbolo de la Palabra de Dios y del juicio administrado por Cristo. Es eficaz tanto para dar muerte como para salvar (2:12).
Lino fino Simboliza la justicia de Cristo y nuestra pureza.
Llaves Sugieren el derecho de ejercer autoridad y simbolizan la posesión de conocimiento, además de autoridad y gobierno divinos.
Sello Es símbolo de seguridad, conservación y juicio.
Sellos (siete) Simboliza lo que está oculto y que sólo Jesús tiene el poder para abrirlos. En los cuatro primeros sellos aparecen cuatro caballos que se identifican con la guerra, el hambre, la peste y, el blanco, con la victoria; la Palabra de Dios. En el quinto sello se hace justicia a los que han sido mártires por proclamar la Palabra de Dios y el sexto sello la destrucción de Jerusalén. Con la apertura del séptimo sello comienza el desarrollo de un nuevo simbolismo numérico de catástrofes anunciadas por las 7 trompetas, y el surgimiento de una primera Bestia. (5:1)
Tabernáculo Representa el lugar donde Dios hace sentir su presencia.
Templo Simboliza la habitación eterna de Dios en medio de su pueblo.
Trompeta Simboliza la voz de Dios, que se hace escuchar. (1:10)
Trono en el Cielo Este símbolo representa la gloria y la grandeza de Dios. (4:2)
Vestido blanco Simboliza a los justos; a los mártires anteriores a Cristo. (6:11)
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NUEVO TESTAMENTO - Estructura del Apocalipsis.
Inicialmente el Apocalipsis no estaba dividido ni en capítulos ni en versículos; éstos fueron agregados posteriormente para hacer más fácil la ubicación de cualquier referencia particular.
Actualmente el Apocalipsis está compuesto por 22 Capítulos, estructurados alrededor de cuatro escenas básicas que contienen grupos de siete cada uno. Son las siguientes:
7 Iglesias 1:9 al 3:22 Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
7 Sellos 4:1 al 8:1 Lo oculto y que solo Jesús puede abrir.
7 Trompetas 8:2 al 11:19 Advertencias a la humanidad.
7 Copas 15:5al16:21 Intervención liberadora de Dios.
En Apocalipsis 4:1-2 está la clave que divide el ahora de lo que ha de venir, ya que desde ese punto Juan ve los eventos futuros desde la perspectiva del cielo, con un Dios en su trono y en control absoluto de lo que acontece y acontecerá.
En Apocalipsis 1:19 Jesús le ordena a Juan “escribe pues, lo que has visto, tanto lo presente como lo que debe suceder después”. Es por ello que la estructura del Apocalipsis en cuanto al tiempo se divide de la siguiente forma:
PROLOGO o INTRODUCCION 1:1 al 1:8
ANTES “lo que has visto” (las cosas que fueron) 1:9 al 3:22
AHORA “las que son” (las cosas que son) 4:1 al 19:21
DESPUES “y las que han de ser después de éstas” 20:1 al 22:6
EPILOGO o FINAL 22:7 al 22:21
La liturgia y el Apocalipsis
Algunos eruditos, como Vanni, Hahn y Prevost, apuntan que en el trasfondo del texto subyace el ritmo propio de la liturgia de los primeros siglos del cristianismo, liturgia que hoy sigue vigente aunque con numerosos cambios. En algunos puntos, pareciera como si la intención del autor fuera que se leyera el libro en comunidad, con un lector que haga las veces de Cristo, otros haciendo las veces de otros personajes, y el resto de la comunidad respondiendo en las partes que les correspondan (alabanzas, doxologias, oraciones, peticiones, etc.) Vease por ejemplo Ap 1:1-8; Ap 4-5 ; Ap 11:15-19; Ap 22:14-2, etc.
De hecho, tomando como contexto el "día del Señor", en que el autor dice haber recibido la vision (Ap 1:9-10), puede verse una imagen de una liturgia cristiana primitiva en todo el libro. La parte penitencial (la que pide y mueve a conversión) serían las cartas a las Iglesias (Ap 2-3), mientras que el resto del libro hablaría a la comunidad sobre la necesidad de hacerse actora en la historia, llena de malos momentos, pero siempre acompañada del Cordero.
Practicamente todos los elementos de la celebracion del sacramento de la Eucaristía en la Iglesia Catolica son tomados de una u otra forma de figuras del Apocalipsis, convirtiendo así al libro en una especie de guía figurada de la liturgia cristiana primitiva.
Por último, la liturgia se ve reflejada en muchos simbolos a lo largo de los pasajes del libro. Por ejemplo, las oraciones. Al inicio estas se presentan ante el trono de Dios en copas (Ap 5:7-8 ), tal vez inmerecidas, pero purificándolas un ángel con incienso, adquieren su valor y su fuerza verdaderos (Ap 8:3-5). Y precisamente estas mismas copas son las que posteriormente llevan ahora la furia de Dios (el septenario de las copas), una respuesta a las oraciones de los cristianos (los consagrados y los santos que elevaron en un principio sus oraciones).
Según Vanni, Hahn y Prevost, esta es la tabla donde emparejan varios pasajes del Apocalipsis con partes definidas de la Eucaristia:
Culto dominical 1:10 “Caí en éxtasis el dia del Señor”
Célibes consagrados 14:4 “Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se encontró mentira: no tienen tacha”
Candeleros 1:12 “Me volví qué voz era la que me hablaba y al volverme ví siete candeleros de oro”
2:5 “Si no, iré a ti y cambiaré de lugar tu candelero, si no te arrepientes”
Incienso 8:4-5 “Y por mano del ángel subió delante de Dios el humo de los perfumes con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el badil y lo llenó con brasas del altar y las arrojó sobre la tierra”
Hostia eucarística 2:17 “Al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce,sino el que la recibe”
Cáliz 21:9 “Entonces vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas”
La señal de la cruz (la tau) 22:4 “Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente”
Gloria 15:3 “Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de las naciones! ¿Quién no temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo”
El Aleluya 19:1 “Después oi en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: ¡Aleluya!”
Levantemos el corazón 11:12 “Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo: subid acá”
Santo, Santo, Santo 4:8 “Los cuatro Vivientes tienen cada uno seis alas, están llenos de ojos alrededor y por dentro, y repiten sin descando día y noche: Santo, Santo,Santo, Señor Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y que va a venir”
El Amen 19:4 “Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el Trono, diciendo: ¡Aleluya! ¡Aleluya!”
El Cordero de Dios 5:6 “Entonces ví, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, una Cordero, como degollado”
Catolicidad o universalidad 7:9 “Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas”
Silencio meditativo 8:1 “Cuando el Cordero abrió el séptimo sello se hizo silencio en el cielo, como una media hora”
La cena nupcial del Cordero 19:9 “Luego me dice: Escribe, dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero”
Actualmente el Apocalipsis está compuesto por 22 Capítulos, estructurados alrededor de cuatro escenas básicas que contienen grupos de siete cada uno. Son las siguientes:
7 Iglesias 1:9 al 3:22 Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
7 Sellos 4:1 al 8:1 Lo oculto y que solo Jesús puede abrir.
7 Trompetas 8:2 al 11:19 Advertencias a la humanidad.
7 Copas 15:5al16:21 Intervención liberadora de Dios.
En Apocalipsis 4:1-2 está la clave que divide el ahora de lo que ha de venir, ya que desde ese punto Juan ve los eventos futuros desde la perspectiva del cielo, con un Dios en su trono y en control absoluto de lo que acontece y acontecerá.
En Apocalipsis 1:19 Jesús le ordena a Juan “escribe pues, lo que has visto, tanto lo presente como lo que debe suceder después”. Es por ello que la estructura del Apocalipsis en cuanto al tiempo se divide de la siguiente forma:
PROLOGO o INTRODUCCION 1:1 al 1:8
ANTES “lo que has visto” (las cosas que fueron) 1:9 al 3:22
AHORA “las que son” (las cosas que son) 4:1 al 19:21
DESPUES “y las que han de ser después de éstas” 20:1 al 22:6
EPILOGO o FINAL 22:7 al 22:21
La liturgia y el Apocalipsis
Algunos eruditos, como Vanni, Hahn y Prevost, apuntan que en el trasfondo del texto subyace el ritmo propio de la liturgia de los primeros siglos del cristianismo, liturgia que hoy sigue vigente aunque con numerosos cambios. En algunos puntos, pareciera como si la intención del autor fuera que se leyera el libro en comunidad, con un lector que haga las veces de Cristo, otros haciendo las veces de otros personajes, y el resto de la comunidad respondiendo en las partes que les correspondan (alabanzas, doxologias, oraciones, peticiones, etc.) Vease por ejemplo Ap 1:1-8; Ap 4-5 ; Ap 11:15-19; Ap 22:14-2, etc.
De hecho, tomando como contexto el "día del Señor", en que el autor dice haber recibido la vision (Ap 1:9-10), puede verse una imagen de una liturgia cristiana primitiva en todo el libro. La parte penitencial (la que pide y mueve a conversión) serían las cartas a las Iglesias (Ap 2-3), mientras que el resto del libro hablaría a la comunidad sobre la necesidad de hacerse actora en la historia, llena de malos momentos, pero siempre acompañada del Cordero.
Practicamente todos los elementos de la celebracion del sacramento de la Eucaristía en la Iglesia Catolica son tomados de una u otra forma de figuras del Apocalipsis, convirtiendo así al libro en una especie de guía figurada de la liturgia cristiana primitiva.
Por último, la liturgia se ve reflejada en muchos simbolos a lo largo de los pasajes del libro. Por ejemplo, las oraciones. Al inicio estas se presentan ante el trono de Dios en copas (Ap 5:7-8 ), tal vez inmerecidas, pero purificándolas un ángel con incienso, adquieren su valor y su fuerza verdaderos (Ap 8:3-5). Y precisamente estas mismas copas son las que posteriormente llevan ahora la furia de Dios (el septenario de las copas), una respuesta a las oraciones de los cristianos (los consagrados y los santos que elevaron en un principio sus oraciones).
Según Vanni, Hahn y Prevost, esta es la tabla donde emparejan varios pasajes del Apocalipsis con partes definidas de la Eucaristia:
Culto dominical 1:10 “Caí en éxtasis el dia del Señor”
Célibes consagrados 14:4 “Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se encontró mentira: no tienen tacha”
Candeleros 1:12 “Me volví qué voz era la que me hablaba y al volverme ví siete candeleros de oro”
2:5 “Si no, iré a ti y cambiaré de lugar tu candelero, si no te arrepientes”
Incienso 8:4-5 “Y por mano del ángel subió delante de Dios el humo de los perfumes con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el badil y lo llenó con brasas del altar y las arrojó sobre la tierra”
Hostia eucarística 2:17 “Al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce,sino el que la recibe”
Cáliz 21:9 “Entonces vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas”
La señal de la cruz (la tau) 22:4 “Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente”
Gloria 15:3 “Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de las naciones! ¿Quién no temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo”
El Aleluya 19:1 “Después oi en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: ¡Aleluya!”
Levantemos el corazón 11:12 “Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo: subid acá”
Santo, Santo, Santo 4:8 “Los cuatro Vivientes tienen cada uno seis alas, están llenos de ojos alrededor y por dentro, y repiten sin descando día y noche: Santo, Santo,Santo, Señor Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y que va a venir”
El Amen 19:4 “Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el Trono, diciendo: ¡Aleluya! ¡Aleluya!”
El Cordero de Dios 5:6 “Entonces ví, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, una Cordero, como degollado”
Catolicidad o universalidad 7:9 “Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas”
Silencio meditativo 8:1 “Cuando el Cordero abrió el séptimo sello se hizo silencio en el cielo, como una media hora”
La cena nupcial del Cordero 19:9 “Luego me dice: Escribe, dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero”
ESPERO HABER PROPORCINADO INFORMACIÓN ADICIONAL SOBRE LA BIBLIA Y SUS DISTINTOS LIBROS, Y ESPERO QUE SEA DE UTILIDAD, PARA EL ENGRANDECIMIENTO DE NUESTRA FE Y DE NUESTRA IGLESIA.
Damián- Cantidad de envíos : 700
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Simbología del Apocalipsis
Hermano Damián ¿la simbología del Apocalipsis que presentas es aplicable a todos los libros Apocalípticos? digamos, podemos tratar de interpretar el apocalipsisde Daniel o Mt 25 con estos conceptos ¿o cada uno según la época tiene una simbología propia?
Por otro lado, creo que también es importante incluir entre la simbología los puntos cardimales, por ejemplo lo que viene del oeste, del mediterráneo no siempre ha sido un símbolo bueno para los judios porque desde ese lugar llegaron muchas invaciones.
A ver qué nos cuentas al respecto estimado Damián
Abrazos Oscar
Por otro lado, creo que también es importante incluir entre la simbología los puntos cardimales, por ejemplo lo que viene del oeste, del mediterráneo no siempre ha sido un símbolo bueno para los judios porque desde ese lugar llegaron muchas invaciones.
A ver qué nos cuentas al respecto estimado Damián
Abrazos Oscar
Oscar Antezana- Cantidad de envíos : 429
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Re: La BIBLIA - Historia de su origen y formación.
Oscar Antezana escribió:Hermano Damián ¿la simbología del Apocalipsis que presentas es aplicable a todos los libros Apocalípticos? digamos, podemos tratar de interpretar el apocalipsisde Daniel o Mt 25 con estos conceptos ¿o cada uno según la época tiene una simbología propia?
Mi estimado Oscar, algo que considero que no hay que pasar por alto, es que "Apocalipsis" es un estilo literario utilizado en varios de los Libros de la Biblia; Claro que cada simbología está ligada a la época en la que fue escrita: El Libro de Daniel (en su parte Apocaliptica) tiene mucha influencia en el "Apocalipsis de San Juan"; ambos fueron escritos para grupos oprimidos y desesperados, que necesitaban un consuelo: Daniel (escrito hacia el 165 a. C), cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida; Juan, su Apocalipsis (fechacho entre el 70 y el 95) dirigido a reavivar la fe y la esperanza de los cristianos perseguidos.
Sin embargo, no hay que pasar por alto que el Apocalipsis de San Juan fue influenciado por el Libro de Daniel; por lo que El Apostol y Evangelista San Juan utilizó mucha simbología de Daniel. Sin embargo, al analizar tanto el Apocalipsis de San Juan, el Libro de Daniel y el Evangelio de San Mateo, son la mayor fuente de estudio sobre la Segunda Venida de Jesucristo, aunque muchas partes de la Biblia aparecen referencias al día final y la Segunda Venida de Cristo (ejemplo el Apocalipsis de Isaías en los capítulos 24 al 27). Una pequeña referencia está contenida en el Credo Niceno: «Él [Jesucristo] vendrá de nuevo con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos: de su reino que no tendrá fin».
Ahora bien, si leemos la parte apocaliptica de San Mateo, (capítulos 24 y 25) aquí podemos observar otro estilo el cual siendo "apocalíptico" se complementa muchísimo a los estilos "Profesía" y "Parabola": Estos capítulos son el resumen de las enseñanzas de Jesús y se refiere al final de los tiempos, cuando el Reino de Dios alcanzará su plenitud. El fin del mundo está descrito con expresiones simbólicas, propias del estilo "apocalíptico", que no deben tomarse al pie de la letra. Y este anuncio se mezcla con la descripción de la ruina de Jerusalén, acaecida en el año 70 (Profesía). Pero nadie sabe cuándo va a llegar el fin. Por eso, el Señor nos exhorta con otras tres parábolas a estar siempre prevenidos. Y la manera por excelencia de prepararnos para el Juicio es reconocerlo y servirlo a él en "el más pequeño" de sus hermanos.
Oscar Antezana escribió:Por otro lado, creo que también es importante incluir entre la simbología los puntos cardimales, por ejemplo lo que viene del oeste, del mediterráneo no siempre ha sido un símbolo bueno para los judios porque desde ese lugar llegaron muchas invaciones.
Bueno mi estimado Oscar, no creo que exista ninguna simbología que ejemplifique que venga algo malo del oeste, ya que los cuatro puntos cardinales, en el Apocalipsis de San Juan, solo se orientan a la MAGNITUD DE LA PREDICA DEL EVANGELIO A TODA LA TIERRA (CAPITULO 7 EL TRIUNFO DE LOS ELEGIDOS), Y LA DESCRIPCIÓN DE LA NUEVA JERUSALÉN (CAPITULO 21). Y aunque muchos traten de relacionar a los 4 seres Vivientes con los cuatrop Puntos Cardinales; esto es una falacia, ya que los mismos son los que "llenos de ojos por delante y por detrás" todo lo ven. Según la Iconografía del siglo VI, estos cuatro seres se relacionan con los 4 Evangelistas (Tetramorfos):
El ángel, o el hombre alado se asocia a Mateo, ya que su Evangelio comienza haciendo un repaso a la genealogía de Cristo, el Hijo del Hombre;
El león se identifica con Marcos, porque su Evangelio comienza hablando de Juan el Bautista, «Voz que clama en el desierto», dicha voz sería como la del león;
El toro sería Lucas, ya que su Evangelio comienza hablando del sacrificio que hizo Zacarías, padre de Juan el Bautista, a Dios;
El águila ha sido asociada a la figura de Juan, ya que su Evangelio es el más abstracto y teológico de los cuatro y, por tanto, el que se eleva sobre los demás. El de Juan es el único evangelio no sinóptico
Mi estimado Oscar, podríamos ir profundizando poco a poco en cada tema, no tratando de "analizar" e "interpretar" el Apocalipsis, sino ir explicando que es lo que se ha enseñado en la Iglesia Católica sobre el mismo.
Y como podemos darnos cuenta hay mucha relación entre los Apocalipsis de la Biblia: Isaías, Daniel, Apocalipsis de San Juan y Mateo; todos se orientan a la PARUSIA DE CRISTO. Lastimosamente hay muchas sectas que la han "desfigurado".
Saludos,
Damián- Cantidad de envíos : 700
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Re: La BIBLIA - Historia de su origen y formación.
Damián, completamente de acuerdo.
Es bueno aclarar conceptos para que hablemos todos el mismo idioma, habrá que empezar un nuevo tema sober este asunto.
Un abrazo.
Oscar
Es bueno aclarar conceptos para que hablemos todos el mismo idioma, habrá que empezar un nuevo tema sober este asunto.
Un abrazo.
Oscar
Oscar Antezana- Cantidad de envíos : 429
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